viernes, 25 de mayo de 2007

Partidos igualados


Últimamente vivo en tensión, con la permanente tensión de un partido igualado. Es como si el tiro desde el mediocampo entrara y, justo después de la celebración extasiada, el árbitro invalidase la jugada por estar fuera de tiempo. Es como una montaña rusa, como los Real Madrid-Pamesa de cuartos de final, una gomilla continua que no sabes cuándo va a romperse. Supongo que así es la vida y no soy el único que tiene momentos en la cúspide y momentos de alcantarilla.


Y supongo que también significa vivir intensamente, para bien y para mal. Sólo espero que el tiro de mi vida bese la red dentro del tiempo reglamentario...

lunes, 21 de mayo de 2007

Preguntas sin respuesta


¿Por qué Andrés Jiménez, el baloncestista español que más mundiales de baloncesto con la selección y uno de los héroes de Los Angéles 84, no tiene ni calle, ni plaza, ni glorieta, ni estatua en Carmona?


¿Por qué el oro de Japón no ha tenido repercusión en la calle, en la práctica del básket de barrio, como la tuvo la plata de Los Angéles?


¿Por qué Joan Plaza tiene esa cara de estreñido si el Madrid está haciendo su mejor temporada desde Lolo Sainz?


¿Cuándo veremos a Navarro como un asiduo en las 10 mejores jugadas de NBA EN ACCIÓN?


¿Cuándo veremos a Rudy hacerle mates en la cara a Duncan, a Stoudamire o a Shaquille?


¿Por qué los jugadores de baloncesto, tanto profesionales como amateur, tenemos fama de blandengues, si es un deporte de mucho contacto que cansa más que el fútbol?


¿Qué fue de Vinny del Negro? ¿Sigue en activo o puso una tienda de armas en Long Island?


¿Qué podríamos hacer para crear una cátedra de baloncesto donde se pueda estudiar a los maestros clásicos (Magic, Brabender, Dalipagic, Petrovic, Óscar Schmidt, Corbalán, Bird, Epi, Sabonis, Belov, Abdul-Jabbar, Magnifico, Jordan, Chamberlain...) y a los modernos (Ginóbili, Duncan, Wade, Bryant, Gasol, Garbajosa, Navarro, Papaloukas, Diamantidis, Smodis, Lebron, Nowitzki, Nash...)?


¿Por qué TVE maltrata al baloncesto y mima al tenis y a las motos? ¿Acaso es comparable el carisma y las espectaculares jugadas de los Gasol, Raúl López, Splitter, Navarro, Cabezas y compañía con las payasadas de ese niñato malcriado llamado Jorge Lorenzo?


¿¿POR QUÉ, EN LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN, SÓLO SE PUEDEN COMPRAR CAMISETAS DE LA ACB POR INTERNET O EN LA TIENDA OFICIAL DE CADA EQUIPO??

Una napia de muchos quilates


Dicen que la gente que tenemos la nariz grande podemos alardear también de miembro. Y algunos, como Manu Ginóbili, jugador de San Antonio Spurs, también puede presumir de ser uno de los mejores baloncestistas del planeta, una categoría que hace todavía más meritoria la victoria de España frente a Argentina en las semifinales del Mundial de Japón.


'ManuDona' es un crack, un malabarista del balón que es capaz de anotar 33 puntos saliendo del banquillo. En 20 años, estos ojos nunca han visto a ningún sexto hombre de ese talento, de esa perseverancia por la bola. Penetra con una rapidez inigualable, una explosividad brutal, y lanza a canasta con una zurda de oro (olímpico). Después de dos anillos de la NBA, Manu quiere ser protagonista absoluto del tercero pese a los marcajes, a veces leoninos, que le endosan.


Dos argentinos, un francés, un islavirginiano, un holandés, Leñador Bowen y poco más han conseguido formar un grupo sólido y sin fisuras que, con cuatro sistemas, rompen las obcecadas defensas de la NBA. Si Duncan está sobremarcado, no problemo: tenemos a la artillería formada por Finley, Ginóbili, Bowen, Horry, Barry y Parker. Saben correr, saben jugar en estático, saben penetrar y doblar... Y un entrenador-sargento que no les deja nunca dormirse en los laureles.


Al final, la guarrería de Horry y las malas artes de Leñador causaron el efecto deseado: descentrar el cerebro de Steve Nash. Los Spurs de Popovic recuerdan a la Yugoeslavia de Petrovic o a la Grecia de Yannackis y Gallis, una suerte de mezcolanza entre la calidad técnica, la superioridad mental, el mayor rendimiento bajo presión y el estiramiento de las reglas más allá de lo permitido. Eso sí, con un baloncestista total del siglo XXI llamado Emmanuel Ginóbili que es fiel reflejo de la hegemonía actual del baloncesto FIBA sobre el de la NBA. En otra vida quiero ser el protagonista de Rocky VII, conocer a Elvis, componer una canción como 'Love of my life' o 'Bohemian Rapsody' y penetrar a canasta como el gran Manu. Seguro que Lolo no me pondría tapones tan fácilmente...

jueves, 17 de mayo de 2007

Tambores de guerra a la vista


Aunque mi corazón está y estará siempre en la vieja Onuba, me gustaría dedicarle un post al club que, hasta el próximo día 22 de mayo, coloca la ACB más cerca de Huelva: el Caja San Fernando. Entre TV y pabellón, habré visto unos diez partidos y sólo me convenció contra Pamesa y Unicaja. A los Ignierski, Videnov, Price y compañía les falta cohesión, garra, espíritu de equipo... Esa voluntad de sacrificio de hacer las ayudas en el momento preciso, esa concentración para no cometer estupideces cuando vas ganando de 20, esa comunión con la afición que se ve en otros equipos...

Suenan tambores de guerra en el Caja y todo apunta a que, para la temporada que viene, no quedará ni el apuntador. Cazorla fuera, Carles Marco fuera, Balmon a la calle, Steve Smith dejará de mirarle el culo a las guapas sevillanas y... ¿Price también? Ahí está la duda y parece que, ahora mismo, tiene pie y medio fuera del Cajasol.

El director deportivo tiene una ardua tarea de reconstrucción y, para que no sea tan traumática, habría que atar a Antonio Bueno y motivar a Videnov. Femerling parece que se queda, pero a mí nunca me ha gustado. Por lo demás, harían falta fichajes de calidad, hechos a base de talonario, y después una serie de bregadores que se peguen sin complejos con los Felipe Reyes, Scola y cía.

Y también tenemos la encrucijada del 'coach'. ¿Vale Moncho López para la campaña de transición o tiramos de un entrenador con más experiencia? Y si hay que mirar lejos de la piel de toro, se mira. Ahí están los resultados del Pamesa con el griego Katsikaris, midiéndose hoy en play offs al Madrid en el sitio que le tendría que haber correspondido al Caja.

Hay que saber usar la goma (el tira y afloja) para que no vuelva a pasar lo de Alexander, un ejemplo claro de que el Caja necesita rigor en sus planteamientos y profesionalidad en sus labores directivas. Cualquiera no vale para presidente de un club de baloncesto. Estamos hablando de profesionales de una Liga que es la mejor del mundo después de la NBA y no podemos andarnos con paños calientes con nadie.

Por último, hago un llamamiento a la afición sevillaca a que vaya a San Pablo a formar una marea verde a partir de la temporada que viene. El apoyo constante es fundamental y, si no, que se lo pregunten a los Warriors, a Unicaja o al Panathinaikos. Ésos que sólo hablan de fútbol, ésos que no aprovechan canchas míticas del baloncesto de 'playground' andaluz como El Plantinar o El Alamillo, ésos que dan de lado y ningunean a un Caja que ha sido subcampeón de la ACB dos veces, son los mismos que se gastarán 200 euros en el abono del Eurobasket sólo para figurar, porque es lo que toca hacer en septiembre (y que le den por culo a los exámenes, ¿no?), quitándole el sitio a los verdaderos aficionados de otros pueblos y ciudades.

Por cierto, reivindico solemnemente un homenaje YA para José Alberto Pesquera, el adalid del basket sevillano, el responsable de la entrada y consolidacíón del Caja en ACB y uno de los sabios de verdad de este deporte en nuestro país (no como su hermano Mario, que fue un desastre como seleccionador). Te queremos, José Alberto.

martes, 15 de mayo de 2007

PARALELA POUCH


"Paralela Pouch, Pouch!!"


"Paralela Pouch, Pouch!!"


Siempre debe haber un grito de guerra para ganar grandes batallas...

Debate sobre el Estado de las Canchas


El alcalde de Huelva, Perico Rodri, se jacta de que él fue de los primeros que se vistió de corto y tiró melones a un cesto en la prehistoria de la vieja Onuba, cuando existía el Velódromo. Bueno él y Bobby, claro. Sin embargo, en 12 años al frente del Ayuntamiento de Huelva no ha sido capaz de llenar las canchas municipales de chavales, de vida deportiva en definitiva.


El otro día me peleé (verbalmente) con el encargado de la pista de la barriada del Molino, en la nueva Onuba, porque se negaba a abrirla en domingo. Señores, el Día del Señor es el único en el que mucha gente puede practicar deporte y vamos a recordar que los polideportivos y gimnasios están cerrados. Es un silogismo muy sencillo: si las pistas son p-ú-b-l-i-c-a-s, es decir, pagadas con el dinero del contribuyente, ¿por qué no podemos hacer uso de ellas?


Si hacemos un repaso por los puntos neurálgicos del basket callejero en Huelva, el panorama es desolador: la pista de la barriada del Carmen fue quemada por unos gitanos (y hasta hoy); Los Rosales fue saqueado; los aros de Pérez Cubillas están rotos; las mejores pistas de la ciudad, situadas en el hotel Suárez (una rosquilla para esa mente pensante que debería ser lobotomizada), han servido para albergar una familia de indigentes durante meses y ahora son 'radioactivas'; los institutos están cerrados y los chavales de hoy día ni siquiera hacen el esfuerzo de saltarse una pequeña vallita, porque la Play les llama; si algún colegio está abierto, sale el guarda echándote a patadas (y la Junta tan ancha y pancha, y encima la ministra se queja de la obesidad reinante); para jugar en la Ciudad Deportiva hay que retratarse (eso si hay pista libre); y un emblema como el colegio San Pablo parece la balsa de fosfoyesos, con garrapatas extra; y en Nueva Huelva tienes que pelearte con las madres jóvenes porque llevan a sus niños a pasear por la línea de tres puntos y a echar una meadita en la zona.


Con ese horizonte, es un milagro que todavía haya gente interesada en hacer deporte en nuestra ciudad y que el Ciudad vaya a ascender a la ACB, así que, Perico Rodri, si vuelves a salir elegido, por el amor de Dios, rehabilita y cuida las canchas públicas, pon monitores que no sean perros de presa (que ayuden a jugar, que no sean diablos que te invitan a irte al bar más cercano en pantalón corto) y firma convenios con la Junta para que las instalaciones deportivas de institutos y colegios abran sus puertas los fines de semana, que no haya chavales jugándose la vida al saltar una valla alta por ejercer un derecho a ejercitarse sin tener que retratarse. Si se rompe una pierna o la cabeza, las maris y los viejos de turno (que en su vida han practicado deporte) dirán: "Claro, es que era un cafre". No, señores míos, es que TENEMOS QUE CAMBIAR EL CHIP Y DARLE A LA GENTE BUENA BUENAS COSAS, QUE NO CUESTA NINGÚN TRABAJO DESTINAR UNA PARTIDA PRESUPUESTARIA AL MANTENIMIENTO DE LAS CANCHAS Y A SU PUESTA EN FUNCIONAMIENTO (PERO DE VERDAD) EN LUGAR DE GASTARSE EL ERARIO PÚBLICO EN FUENTES Y AUTOBÚS GRATIS PARA LOS TROPECIENTOS ANCIANOS.


La tercera edad suele tener 80 céntimos diarios para montarse en el autobús urbano. Sin embargo, aunque uno pague 30 euros al mes por hacerse socio de un polideportivo, eso no garantiza nada. Como siempre hay niñatos y burracos jugando al futbito, pues a los del baloncesto que les den. Y del domingo te olvidas, of course.


¿Se han percatado de que no hay ningún onubense entre los 12 campeones del mundo? Pero sí que hay dos malagueños, un cordobés y un extremeño. Y es que hay otro modo de hacer las cosas, caray. Tampoco hace falta irse a Barcelona, Madrid o País Vasco. Sólo hay que darse una vuelta por los barrios de Málaga, Córdoba o Badajoz para probar el sabor de la buena gestión y de la salubridad que da ver a cientos de chavales haciendo deporte en la calle. Otro mundo baloncestístico es posible, amigos.

lunes, 14 de mayo de 2007

Incomprensión ante una pasión


¿Por qué es tan difícil hacerse entender? A veces creemos que conocemos a una persona y nos encontramos con un palo, con una piedra llena de resina que te provoca un batacazo supino. Dios, ¿tan difícil es que una persona sienta los detalles, que deje hacer, que ame y ceda? Amo el basket por encima de todas las cosas y siempre lo amaré, por encima de las personas, que me hacen daño cuando menos me lo espero. Sé que el sentimiento por el deporte del aro no cambiará, es más, irá a más. Cuanta mayor sea la incomprensión de mi alrededor, más me cerraré en banda hasta cumplir mi sueño de perderme por las canchas del Oeste de Estados Unidos y fundirme con los jugones del 'play ground'. Cuando me llegue la hora, me gustaría que fuera en la cancha del San Pablo, templo de sensaciones y testigo de mi record, único en Huelva (seis triples consecutivos en partido) al lado de Lolo Olivares, el único que ha sabido entender esta pasión que me alimenta y me da vida.


Yo fui de los que lloró cuando Fernando Martín nos dejó; cuando Christian Welp nos eliminó del Eurobasket de Alemania '93 con un churro de canasta en el último segundo; cuando el genio de Sibenik se fue a tirar sus 500 tiros diarios a las puertas del cielo; cuando doblegamos a la Lituania de Sabonis en cuartos del Europeo de Francia, cuando nadie daba un duro por nosotros. Yo soy de los que me quedo mirando las canastas de mi ciudad como si fueran tías macizorras, sobre todo si tienen red. Así soy y así seré. Creo que uno debe entregarse a lo que le hace feliz sin cortapisas y a mí el básket (sí, José Carlos, sí, el básket) me insufla ilusión en un mundo de putas, hipócritas, señoritos, hediondos, explotadores y mujeres manipuladoras.


Ese espíritu de superación que me transmiten los héroes de mi infancia han hecho de mí un ser peculiar, sí, lo reconozco, pero que encierra mucha verdad. Hace falta gente de verdad, camaradería y tiros sobre la bocina. Hace falta pasión y, si yo tengo mucha, tengo que canalizarla. Puedo ser excéntrico, pero nunca pusilánime ni ladino ni manipulador ni vejatorio. Trato de que las personas disfruten con un espectáculo objetivamente atractivo y conseguir la simbiosis con el entorno.


Cierro los ojos y me gustaría estar en otro sitio, muy lejos de aquí, aunque trato de sacar lo mejor del momento. El carácter se forja con la educación, los genes y las vivencias personales. Creo que en estos tres vértices ha habido aros, balones y superación personal. ¿Cómo si no mi querido hermano y yo hubiéramos ganado a los dos mejores jugadores de la Plaza de los Dolores?


Sólo te pido, a tí, ser incrédulo que estás leyendo estas líneas escritas desde la taquicardia, que seas capaz de creer, de sobrepasar los límites de las convenciones sociales, de la vitrocerámica, el vengé y los muebles del IKEA, esa nueva forma de secta que nos invade. Trasciende, sé auténtico, a lo mejor no con el baloncesto, sino con el 'skate board' o plantándole cara a ese jefe frustrado que teje explotaciones a golpe de nóminas trucadas o poniendo en su sitio a esa novia que quiere hacer de tí un puto ser civilizado.


La civilización es un conjunto de rasgos definitorios de una cultura y una sociedad. En otro tiempo, eran el cobre, la capacidad de cazar y hacer fuego o el descubrimiento de los metales. Ahora son la hipoteca, los uniformes de Zara, el purgante de internet y los desfiles, ya sean carnavaleros, políticos o culturales. ¡Abramos la mente! Reivindico el discurso de Stallone, el sueño de que el pobre púgil de barrio pueda acceder al Olimpo de los boxeadores; el sueño de que unos chavales que se llaman Juan Carlos, José Manuel, Felipe, Bernardo, Rodolfo, Marcos, Alejandro, Pablo, Jorge, Carlos y Sergio puedan ser los mejores del mundo, desafiando con creces el orden establecido.


Bueno, no sé si esto habrá servido para algo, pero por lo menos yo he sufrido mi catársis particular y ya puedo irme a la cama tranquilito. Buenas noches.


Ah! Por cierto, el de la foto es el jugador del Estudiantes Iker Iturbe, en la T4 de Madrid.

La superación del mito (I)


A veces la vida duele y mucho. Los amigos te dan la espalda, la mujer de tu vida te obliga a fregar la encimera cuando aparentemente no está sucia y te quedas fuera de un proceso de selección cojonudo por unas décimas, por unos intangibles (o porque no estás dispuesto a currar doce horas seguidas). El baloncesto, por qué no, sirve de bálsamo, de ácido acetilsalicílico cuando estás atrapado en una red, en una maraña de surrealismo.


A veces miro a Jordan, sí, el Petrovic norteamericano, el chico que perdía los partidos contra su hermano mayor en la canasta de su casa y acabó ganando seis anillos con el mayor quiebro de cintura que se recuerda en un parqué (y lo raro es que Bryon Russell no se ha retirado, sigue jugando el tío). Michael Jordan (hasta su nombre suena de manera armónica) nos ha hecho pasar momentos inolvidables a los grandes aficionados, incluido el pique con Drazen en la final de la Olimpiada 92. Es otro referente de que, si te lo propones, puedes conseguirlo todo (o casi).

De Rojas, Zalvide, Mincy y un sueño alcanzable


Llego al vetusto pabellón, renovado cada fin de semana en sus tablas renqueantes, en su parqué curtido con mil caídas de jugadores ilusionados, de prohombres adelantados a su tiempo. Guillermo me da la entrada y soy tan pequeño que todavía no puedo apreciar el valor del dinero que me he ahorrado. Era un regalo. Cajahuelva le daba a su madre entradas todos los fines de semana y yo quise presenciar aquello. Salieron los jugadores y sólo se nos escuchaba a mí y a Guille gritar y aplaudir. Era el Cajahuelva y estaba en Tercera división, algo así como el subsuelo del inframundo, pero a mí me parecían Petrovic y compañía apalizando a los rivales con sistemas divertidos: muchos triples, contraataques y buen rollo.


Corría el año 86 o por ahí y los Rojas, Márquez, Cano, Zalvide (el rocoso Javi y Perico), etcétera, ganaban los partidos con tanteos escandalosos (120-76, 104-60...) y eran la puñetera referencia. Cuando Guille y yo volvíamos al cole, intentábamos emular a Fernando Martín, Iturriaga, Epi, Villacampa... Pero eran los Rojas, Zalvide, Mincy y compañía los que teníamos más cerca, mirándonos a los ojos cuando metían una canasta meritoria o devolviendo con varias palmadas un aplauso de corazón de los cuatro gatos que nos interesábamos por aquel deporte de manzanas y canastillas.


De hecho, los rizos de Cristóbal Rojas recordaban mucho al maestro de Sibenik, al glorioso Drazen, el único que se atrevía a pararse en la línea de tres puntos en contraataque, clavar el tiro y enseñar el puño desafiante a los ultras del enemigo. Mi añorado Drazen, forjador de ilusiones, de personalidades y de envidias... Nadie como él simbolizaba al ganador 'made himself' y nadie ha vuelto a quedarse a tirar 500 tiros después de un entrenamiento con la luna y los perros callejeros como únicos testigos.


Han pasado 20 años desde aquellas mañanas de sábado en el Estrada y ahora, una vez más, tenemos el ascenso a tiro de piedra. El CIUDAD de Huelva ha sobrevivido a tempestades económicas, a luchas mafiosas, a rencillas familiares, a entrenadores ególatras, a sistemas defensivos aberrantes, al rechazo de la afición, a la cuasi-desaparición... Pero así es este equipo, este entrañable club, más duro que el caparazón de una tortuga del Caribe.


Si logramos doblegar al Manresa (recordemos, en la terna de privilegiados que han sido campeones de la ACB junto a Madrid, Barça, Joventut, Unicaja y Tau), me acordaré de Winters, de Artiles, de la impresión que me dio llegarle por la cintura a Tachenko, del revuelo que se montó con el fichaje frustrado de Volkov, de Jimmy Oliver (la muñeca humana), de Pablo Martínez, de Devin Davis, de Vilches, de Luis Barroso, de Ray Smith, de Valdeolmillos y de tantos otros que vistieron la albiazul.


Porque ya toca, porque queremos ver un Ciudad de Huelva-TAU; porque la Asociación de Amigos del Basket (enhorabuena, Lola) se lo merece; porque gente tan abnegada en su lucha por el basket como Benjamín Naranjo se lo merecen; porque todos queremos ver cómo llora Bobby abrazado a su hijo Damián ("Bajo mi prihma de visión..."); porque sí, porque en la distancia te quiero más; porque es por eso que hoy vengo a verte...

La magia de Japón


Todavía vivo de la felicidad otorgada por un grupo de chavales que decidieron desafiar a la historia y a los dioses del Olimpo y ganar una batalla épica en el Imperio del Sol. Si tenemos en cuenta que Diamantidis fue elegido el mejor jugador de la Final Four de la Euroliga, Papaloukas fue el rey Midas de la fase regular, Spanoulis juega en los Houston Rockets, Papadopoulos es uno de los pívots más cansinos y rocosos del universo FIBA, Schortsanitis es una mole con buena mano (nadie en Europa ocupa tanto espacio en la zona como él), Chavsivretas es uno de los mejores escoltas del momento y todos en conjunto forman uno de los equipos más fibrosos y carismáticos del mundo -capaces de hacer claudicar a Lebron James y demás saltadores-, el triunfo de España en Japón cobra un sabor especial.

Y todavía queda lo mejor: el Eurobasket en casita. Y lo afrontamos con los nuestros en su mejor momento individual: Navarro, máximo anotador de la ACB; Rudy Fernández, uno de los defensores y uno de los más efectivos triplistas; Cabezas y Berni, en su mejor temporada, llevando al Unicaja a la elite de Europa; Marc Gasol saliéndose en Girona y con media NBA babeando por él; Mumbrú y Felipe liderando a un resucitado Madrid que aspira a la Liga; Carlos Jiménez manteniendo el estratosférico listón defensivo que ha tenido siempre y aportando más cosas en ataque... Sólo los NBA han dado un poco la de arena. Gasol y Calderón han sido la cara amable, extraordinaria de los ÑBA en Estados Unidos. El primero manteniendo su caché como MVP del Mundial noche tras noche y con el hándicap de haber salido de una lesión importante. El segundo, elevando su nivel de juego al de los mejores 'play makers' de la competición y siendo clave en los play-offs para lo bueno y para lo malo (suyo fue el error que decapitó las aspiraciones de Toronto frente a New Jersey).

Mención aparte merecen Sergio 'Spanish Chocolate' Rodríguez y 'Garbo'. El primero ha acusado su bisoñez y se ha estrellado en la tan cacareada mejor liga del mundo, quitando aquel partido ante Denver en el que metió veintitantos puntos. El de Torrejón de Ardoz podía haber aspirado a ser 'rookie' del año, pero una penosa lesión le ha apartado de la senda de la gloria. Todos confiamos en que vuelvas a meter tus triples, que son poesía en movimiento, en Sevilla. Mucho ánimo, 'Garbo'.

En fin, que el baloncesto es mejor que el Almax, mucho más efectivo que el ibuprofeno ante tanto dolor social, ante tanta información bañada en sangre y ante tanta estupidez humana. Si 12 hombres españoles fueron el orgullo de una nación y un ejemplo a seguir en todos los foros -económico, social, empresarial, metafórico, filosófico, estético, artístico, cristiano, cultural...- de cómo conseguir una meta disfrutando por el camino, por qué no podemos explotar de júbilo el 16 de septiembre en todas las fuentes de España borrachos de victoria (y de Jameson, claro), conquistando el primer puesto en el ranking de deportes más seguidos.

Gracias, Dios, por el basket, y por este momento excelso que me has procurado vivir tras tantos años de frustración y de ser siempre la gran promesa que podía conseguir medalla y quedar quintos. Lo único que tiene ese número ahora en mi vida es 'La Quinta Estación', un grupo que nos gusta a mí y a Laurita. Ya sólo pensamos en metales y en oir el himno entre los ecos del triunfo y la gloria...