lunes, 14 de marzo de 2011

Luz cegadora


Tras seis apagones consecutivos, la luz volvió a resplandecer como un amanecer en el Cañón del Colorado, como un torrente huracanado de brillo en medio de una crisis de fe, como la planta que nace en medio de la destrucción. Como los gladiadores que se levantaban ensangrentados en la arena del coliseo, el CB Pajartillo-Itálica-Santiponce apeló a las fuerzas de flaqueza, al carácter y al esfuerzo a espuertas para doblegar a Endesa (73-64) y para apagar las bombillas de Gus Presa, Alejandro, Cubero y Ulpi, puntas de lanza de un equipo señor que tuvo de rodillas a la escuadra pajartillera durante tres largos cuartos.



Porque la iluminación tardó en llegar 33 minutos. Antes de la remontada, la oscuridad volvió a cernirse sobre las mentes locales. La merma de altura, serio hándicap, tuvo que ser contrarrestada con arrestos y faltas personales (Núñez Barral escuchó el 'Hit the Road, Jack' en el tercer cuarto). Pero las muñecas de Presa y Ulpi funcionaban, bien acompañadas por un rocoso Alejandro, que exhibió una habilidad especial para realizar varios 2+1. Como contrapeso al pundonor del juego interior energético, un encendido Manu Medina dio la mejor versión de sí mismo dirigiendo al CB Itálica con criterio durante los 40 minutos, pero se salió del pellejo en la segunda parte: robos, defensa intensa, cestas a lo Petrovic (parada en seco y lanzamiento de cinco metros), contraataques, triples... Un recital que protagonizó a dúo con don Luis Fernando Perea, que se multiplicó por tres ante la ausencia de Curro y Edu para hacer un partidazo con un doble doble espectacular: 30 puntazos y 10 rebotes. Números dignos de Gasol. Este dúo dinámico de excepción anotó 53 puntos anoche, más que todo el CB Santiponce en casi todos los partidos anteriores de esta Liga Maxibasket.



Las buenas sensaciones del primer cuarto en cuanto a anotación (15 tantos) se fueron confirmando progresivamente, desterrando fantasmas de sequía de partidos anteriores. La defensa zonal poncina trató de fundir los plomos a Endesa, que jugaba las cartas de un Ulpi muy seguro desde los cuatro metros y de un Alejandro incisivo. Los pajartilleros Núñez Barral, Bermúdez, García Conejo, Gracia y Guirado formaban un pentágono que tenía fisuras en forma de falta de centímetros, pero que, poco a poco, fue ganando en solidez defensiva, ventaja competitiva que fue aprovechada en ataque al hacer diversas transiciones tras rebote defensivo.



Los parciales del segundo (16-17) y del tercer cuarto (15-18), con canasta siempre de Endesa sobre la bocina de cada parcial, hacían presagiar un nuevo desastre. En el minuto 33, los itálicos perdían de 13 puntos. Otra debacle. Otro apagón al que no podría acudir ningún técnico de mantenimiento. Otra descarga repleta de negrura. Otro cortocircuito. Un tiempo muerto pedido por las gurús del conjunto local, Lupe y Laura (la doble 'L') fue determinante. "Vamos a presionar a todo el campo", se dijo. "Hay que remontar", espetó alguien. Dicho y hecho. El quinteto formado por Manu Medina, los víctores, García Conejo y don Luis Fernando afiló sus garras y comenzó a vivir el presente a cámara lenta, como en la película 'Teen Wolf', con la canción 'Going the distance' sonando en nuestras cabezas. Robo. Dos puntos fáciles. Robo. Canasta de Manu de uno contra nadie. 'Time out' Endesa. "¡Seguimos igual!", bramaba Núñez Barral desde el banquillo. Así, así. Robo. Canasta de don Luis Fernando. A tres puntos. "¡Vamos!", gritaba nuestro Kurt Rambis con su aliento pegado a la chica de la mesa. Nuevo robo de cartera. Manuel García Conejo la pide. Es el presidente, la referencia, el líder de este equipo pachanguero. El hombre que machacaba con 18 años. La promesa que pudo haber jugado en el Portuense. El balón le llega a la esquina. Silencio. Se cuadra y suelta el brazo. El balón vuela hasta el techo del pabellón y entra en la cesta. Partido empatado. Núñez Barral lanza la botella de agua contra el suelo y el árbitro le advierte cariñosamente. Pero algo se cuece en el corazón del Aljarafe. Ya basta de facturas abusivas. Ya basta de ponderaciones y de historias. Es la venganza contra Endesa. Quedan todavía cuatro minutos. Nos ponemos por delante con canastas de Medina, don Luis Fernando y un rebote ofensivo monumental de Víctor Guirado, que mostró ayer un compromiso inquebrantable con este proyecto al dejar a su embarazadísima mujer en casa y jugar el encuentro de la luminosidad. Por último, control del tempo de los últimos minutos y victoria por nueve puntos. El regreso a la senda del triunfo.



Decía Kevin Johnson que era tan rápido que era capaz de darle al interruptor de la luz y, antes de que la bombilla se encendiera, tumbarse en la cama. Nosotros no somos capaces de hacer eso. Pero sí pudimos convertir la corriente alterna de los distintos integrantes del CB Pajartillo en una corriente continua fulgurante: todos remando en la misma dirección para conseguir llegar a Puerto Triunfo. Para que la luz al final del túnel nos iluminase el rostro. Para que disfrutemos del trabajo bien hecho. Este juego es maravilloso persé, pero se duerme más a gusto con una anotación de 73 puntos en la hoja rosa del acta. Con una puntuación así, con una defensa así y con una mentalidad así, que pase el siguiente y que traiga muchas velas, porque seguramente sufrirá una subida de tensión letal en el feudo milenario de Trajano y Adriano.