martes, 1 de diciembre de 2009

20 años sin Fernando Martín


Tenía todos los atributos de un líder nato: carisma, intensidad, fuerza, técnica, coraje... Y su fallecimiento, el 3 de diciembre de 1989, dejó huérfano al Real Madrid, a la selección y a los aficionados al baloncesto. Nunca olvidaré cómo recibí la noticia: estaba sentado en la camilla haciendo los deberes de 1º de BUP cuando comenzaron las noticias en Canal Sur, con aquella presentadora tan atractiva que presentaba La Jugada y, posteriormente, Reporteros (ahora no sé dónde anda). Ella fue la que dijo las terribles palabras: "El jugador de baloncesto Fernando Martín ha fallecido en accidente de tráfico...". No pude reprimir las lágrimas y me fui corriendo al salón para darle la noticia a mi madre, que le estaba haciendo un vestido a Paqui, la primera novia de mi hermano, en la mesa de corte y confección que habíamos instalado en el comedor. Y luego, el vacío. El silencio. La nada.


Reflexionando sobre estas dos décadas, podemos afirmar que Fernando Martín, de la mano de Lolo Sainz y Díaz Miguel, fue precursor del básket moderno. Con su altura, corría perfectamente el contraataque y tenía una complexión física y una intuición del juego que le permitían salirse fuera de la zona para lanzar de vez en cuando. Su talón de Aquiles, los tiros libres. Mítica era su forma de protestar a los árbitros, con aquel gesto torcido, casi de infante que pierde a su madre o de niño pequeño al que le quitan la piruleta.


Todavía tengo grabado en una cinta BETA un poema que le dedicó Ramón Trecet en 'Cerca de las Estrellas'. Venía a decir algo así: "Tú, con tu dulce soga al cuello, ahora te encuentras más cerca de las estrellas... Que nunca". Antonio sentía el mismo amor por el baloncesto (y un tiro de tres a lo Garbajosa), pero nunca llegó a epatar como lo hizo Fernando. Quizá por ser el primer jugador español en entrenarse con el torso desnudo en Central Park y luchar por un rebote con Tom Chambers, Abdul-Jabbar, Jack Sikma y Karl Malone.


De rostro impertérrito, esculpido en roca, era de las pocas personas en las que voz y cuerpo van de la mano, como una auténtica sinfonía (pensemos en Clark Gable, Juan Carlos Navarro o el líder de las Comunidades Neocatecumenales de los Dolores). Nunca olvidaré el partido que jugó el Real Madrid, unos días después del trágico suceso, ante el Paok de Salónica. Entre lágrimas, los compañeros y amigos de Martín sacaron una garra inédita para hacerle el mejor homenaje al ídolo caído, ganando de paliza al conjunto griego con la camiseta del '10' y un ramo de flores en el banquillo (aquel abrazo de Lolo Sainz y Llorente... De lo más emotivo que he visto en una cancha junto con las lágrimas de Alberto Angulo tras ganar a Lituania en cuartos del Eurobasket 99).


No creo que en el cielo haya internet (no habrá conexión), pero que sepa todo tu entorno que los aficionados (y neófitos también debido a su relación sentimental con Ana Obregón) seguimos echándote de menos y que contaremos aquellas batallas legendarias con Audie Norris; aquellos 'play offs' a muerte contra los Epi, Solozábal, Jiménez, Sibilio y compañía; y aquellos ganchos a tablero tras rebote ofensivo rabioso, a las generaciones venideras. 'Youtube' y tu hijo Jan, que juega en el filial del Madrid (y que parece que nunca llegará a tu nivel), se encargarán del resto. Al igual que Gasol, Calderón, Garbajosa, Navarro y demás jugadores de otro planeta, dejaste una huella imborrable en nuestros corazones.

miércoles, 14 de octubre de 2009

La destrucción de un pabellón mítico


Ciudad Deportiva. Año 1999. Los 500 aficionados rugen como si fueran 5.000. Saca Lobato guiado por las indicaciones numéricas bajo cuerda de Óscar Villegas. En cancha a la espera del misil, Miltcho Milanov, Fran González, Rubén Barba y el inefable Danny Pointe. Enfrente, todo un Unicaja Almería. A finales del siglo XX, el voleibol se convirtió en un milagro noche tras noche en Huelva con un equipo guerrero que, con la batuta firme de José María Benabat, logró el hito histórico de jugar en Europa.
Es sólo un ejemplo de la historia, de los momentos inolvidables que hemos vivido muchos onubenses en el pabellón cubierto de la Ciudad Deportiva, que tiene fecha de defunción. Sí. En tiempos de crisis, los responsables de la Consejería de Comercio, Turismo y Deporte y la empresa que tiene asignada su gestión, IDH, han tenido la genial idea de derribar no sólo el pabellón, sino todas las instalaciones con el fin de levantar edificios nuevos, nuevas y lujosas salas para que los nuevos ricos practiquen 'body-pump' y nuevas fotos donde figurar.

Señores míos, no confundan el progreso con la mala gestión. Una reforma del pabellón actual, que ha albergado campeonatos de España de tenis de mesa y de bádminton durante cerca de medio siglo, habría sido suficiente y mucho más barato que tirarlo todo por tierra para levantar un conglomerado nuevo, sí; bonito, sí; reluciente, sí; pero sin el encanto ni el valor histórico que tiene la actual Ciudad Deportiva, que ya fue rehabilitada y reestructurada hace pocos años. Hay otro problema. Una trabajadora de la instalación me asegura que no sabe si el proyecto contempla la construcción de un nuevo pabellón cubierto con canastas. Me cuesta creerlo. Durante los meses que dure la obra, ¿qué hacemos los socios que practicamos baloncesto? ¿Jugar en la pista de fuera, en la que nosotros mismos tenemos que colocar las canastas en su sitio, porque se encuentran arrinconadas? ¿Y si llueve? ¿Nos metemos en el gimnasio a tirar pesas al cesto de la ropa sucia? Hace pocos días fui a jugar con mis amigos una pachanga, como cada domingo que regreso a mi ciudad, y nos encontramos con que el sistema hidráulico de subida y bajada de las canastas "estaba estropeado" (sic). Supongo que están ya preparando el terreno para quitarse de en medio a los pesados del basket y poder lanzar cuanto antes la bola de la demolición. Pero no sólo es el derribo de un edificio. También es un dardo contra nuestros sentimientos más profundos. Contra los partidos a rey de pista que jugábamos hace 20 años. Contra figuras del deporte nacional, como el jugador de bádminton Carlos Longo, que empezó a obtener los primeros éxitos en el pabellón del Conquero. Es la demolición del respeto para levantar nuevos 'O2', nuevos centros de alto rendimiento con cristales transparentes, máquinas monstruosas, bebidas energéticas repletas de productos químicos de dudosa procedencia y culto al deporte individual y monitorizado. El objetivo último, seguramente, será multiplicar por dos o por tres la cuota de abonado.
Me gustaría saber cómo se pondrían los sevillanos si, de buenas a primeras, el Ayuntamiento de Sevilla decidiera derribar el pabellón de San Pablo para crear un centro de 'fitness'. ¡No podemos ser tan conformistas con las decisiones de nuestros políticos! Hay que hacerles ver, con argumentos, que los proyectos pueden ser modificados y que algunas decisiones pueden ser erróneas.

Vivimos en la cultura de lo nuevo. Lo nuevo siempre parece más bueno a ojos del capitalismo y no es así. Con un cambio de parqué y una limpieza de aros, tableros y gradas sería suficiente para dar lustre al lugar donde nos hemos dejado nuestro esfuerzo físico en las Ligas del Patronato, nuestras risas, nuestros amigos... Desgraciadamente, si la obra faraónica se consuma, lanzaré mi carné de socio al vacío desde lo alto del Conquero y no volveré a subir más la cuesta de la barriada del Carmen para encontrarme con Lolo, Miguel, Damián, David y Pedro.

La Ciudad Deportiva empezó a construirse en 1962. El obstáculo más complicado de la fase de construcción fue el desmonte de una elevada cantidad de toneladas de tierra en las laderas circundantes. En la sesión plenaria del 15 de junio de 1964, el Consejo Provincial de Huelva, por aclamación, acordó otorgarle el nombre de 'Ciudad Deportiva del Movimiento Camarada Pérez Cubillas'. 45 años después, quieren que el sueño de aquel Gobernador civil -que luego daría nombre a una barriada con pesado tráfico- de construir un lugar donde amigos y familiares, jóvenes y maduros, pudiesen reunirse en torno a un balón, se convierta en pesadilla.
En la página web de la Empresa Pública de Deporte Andaluz definen así a la Ciudad Deportiva: "Está destinada preferentemente al deporte para todos. Actualmente se encuentra inmersa en un proceso de profunda transformación con la incorporación de elementos destinados al deporte salud". Pues bien, amigos míos, la sentencia no se cumple, ya que los aficionados al baloncesto, al tenis de mesa y al bádminton, entre otras actividades, se quedarán para siempre sin un sitio mítico donde practicar su deporte favorito. Tenemos la certeza de que aquella Arcadia romántica está abocada a la desaparición y, en su lugar, nacerá un cubo frío donde las gentes pudientes podrán hacerse masajes, 'peelings', baños de burbujas y programas dietéticos. Y luego querremos despuntar en los deportes de equipo.
Creo que en Huelva -y en España en general- tenemos ya suficientes gimnasios 'megamodernos' como para convertir un lugar de deportes de equipo en una caja gigante de bicicletas estáticas con música hortera. Vamos a evitar en lo posible la robotización de las personas. Un ejemplo de que las cosas se pueden hacer de otra manera es el pabellón Andrés Estrada, que sufre actualmente una remodelación necesaria. No hace falta tirar abajo la legendaria cancha en la que el Ciudad de Huelva ascendió a la ACB. Vale con lavarle la cara y cambiarle la ropa. Otra historia distinta es la lamentable gestión municipal del Patronato de Deportes. Lo dejo para otro artículo. Si Pérez Cubillas levantara la cabeza...

viernes, 9 de octubre de 2009

Cinco reflexiones sobre el comienzo de la ACB


Quedan horas para el pistoletazo de salida de la Liga ACB, el lugar donde podemos visionar de forma más continuada a los mejores jugadores de España y buena parte de las joyas europeas. La ilusión vuelve a nuestras vidas, pero, como siempre, afilo mis cuchillos para lanzar diez dardos al vuelo, ahora que todo el mundo está ensimismado en los flashes de la presentación, en la puesta de largo oficial y en las expectativas estratosféricas.


1-El factor 'Ricky': El chaval ha vivido un infierno en verano y el otoño se abre para él como un parque repleto de hojarasca donde pisar blandito. Por ahora, no llueve. Hace sol y todavía Navarro no se pone el suéter, pero, como en todos los deportes, si el Barcelona no consigue ningún título, vendrá el frío y llegará Laporta como un Wendigo vengador a arrasar con todo lo que se ponga por delante. En principio, el Barça tiene EL EQUIPAZO, con mayúsculas. Debe dominar la pintura con Fran Vázquez, el Lorbek con peor peinado y Mickael, entre otros. Tiene que llevar los partidos a 80 puntos con el francotirador Lakovic, el sempiterno Basile y la Bomba. Y, sobre todo, debe recordar al Barça de Aíto en defensa, con Rubio a la cabeza. Sus brazos son látigos que siempre hacen daño en la carne del rival. Y sólo tiene 18 años...


2-Las lesiones del Madrid: Si Felipe y Van den Spiegel no se incorporan pronto, el equipo de Messina tardará en jugar como el CSKA de Moscú. Lo demostró contra Utah Jazz. Aunque sea un partido amistoso, estás representando a tu país frente al universo NBA. Y además, juegas en casa. No puedes dar esa lamentable imagen, sacando del banquillo al pobre Iñaki de Miguel para defender a una roca después de haber jugado contra el Huelva en la Leb Plata. Las buenas vibraciones provienen de Kaukenas, Lavrinovic, que sin estar al cien por cien hizo su partidito, y Llul. Todavía se espera a Vidal y al mejor Prigioni. En la mano de estos veteranos (cuidado con la acumulación de partidos) está que la Liga se retrotraiga a los 80 y se resuma en un duelo de titanes.


3-Caso Obradoiro: Esto no es un dardo, es un homenaje. Veinte años después, el Obradoiro podrá jugar en ACB. Ahora se llama Xacobeo Bluesens y han podido confeccionar una plantilla curiosa para optar a la permanencia. De entrada, mañana podremos ver al que fue verdugo en su día del Cajahuelva contra el Regal Barcelona.


4-Las decisiones extrañas (o incompetencia) de TVE: Desde hace algunos años y, sobre todo, desde que falta Pedro Barthe, el baloncesto es maltratado en Televisión Española. Lo ponen a la misma hora que los partidos de fútbol del sábado; no ponen anuncios sobre el partido de la semana; el pre-partido y el pos-partido son horrorosos (¿Hasta cuándo tendremos que aguantar a Virtudes Fernández?), cuando no inexistentes; sólo retransmiten un partido, pudiendo dar dos o tres a través de Teledeporte. ¿Por qué tenemos que soportar un encuentro de tenis entre Fabrice Santoro y Kolsreiber del master de Laponia y nos tenemos que perder un Unicaja-Caja Laboral, por ejemplo? ¿Seguro que hay más gente viendo al viejecito Santoro que disfrutando de la defensa de Carlos Jiménez? Venga ya...


5-La identificación con los colores: Un apartado que no ayuda a vender el baloncesto es que muchos equipos renuevan casi toda la plantilla de un año para otro. Hace 20 años, te sabías de memoria las plantillas de Madrid, Barcelona, Zaragoza y Joventut. Ahora, aunque seas forofo del Cajasol, es casi imposible saber quién es el nuevo base o de dónde viene ese tal 'Birigenotrofopovic' de turno. ¿Y dónde está el bajito que lo hizo tan bien el año pasado? Pues no había presupuesto suficiente para pagarle la ficha y se ha tenido que ir a Turquía o a Rusia. Desde ELDESMARQUE, pedimos a los clubes que hagan todo lo posible por mantener la columna vertebral de un equipo que no se llame Madrid o Barça dos o tres años, a ver qué pasa. Seguro que habrá muchos más aficionados gritando el nombre de 'Asselin' o de 'Velickovic' en la grada. Y luego se quejan de que la gente aquí no anima como en Grecia o en Israel. Es que allí, señores míos, los jugadores nacionales no emigran a ninguna otra Liga, quitando el caso anecdótico de Papaloukas, que ya ha vuelto, y de Spanoulis, que duró la risa de un loco en Houston. En fin, la pescadilla que se muerde la cola.


Esperemos ver una Liga vibrante, con partidos igualados, con jugadas espectaculares protagonizadas por Berni, por Carlos Suárez, por Garbajosa, por Llull y por la armada extranjera. Que la Liga ACB sea la Liga HACESBIEN, desde los organizadores hasta los árbitros pasando por los entrenadores y los periodistas.

domingo, 20 de septiembre de 2009

La vida es maravillosa


Con la frase de un crepuscular Andrés Montes, que ha anunciado su sorprendente adiós de laSexta en el último momento de una retransmisión para la historia, podemos definir el estado actual de las cosas. La vida es maravillosa, porque la luz cegadora del trabajo incesante en equipo, eso que tantos y tantos directores generales quieren que ocurra en sus respectivas empresas para hacer caja compulsivamente, ha parido el primer oro europeo de esta generación de sonrisas, manos grandes, enormes corazones, dientes apretados y acogedora de una lluvia de metales que no cesa.

La vida es maravillosa, porque los hermanos se han guiñado el ojo, se han atusado la barba y han dicho que no con la cabeza a los púberes serbios: HOY NO EXISTEN LOS REBOTES OFENSIVOS. Hoy, por ayer, existen los mates estratosféricos firmados por jugadores NBA; existen los tapones elocuentes que dictan sentencia; y existe la defensa con mayúsculas. Ayuda, ayuda, ayuda y el balón serbio circula por fuera de la línea de 6,25 con impotencia, como en un baloncesto de otro tiempo en el que los rivales de Estados Unidos o la URSS no podían siquiera pisar la pintura sin llevarse un gorrazo de ponte bien y no te menees.

La vida es maravillosa porque los jóvenes han dado un paso al frente y han demostrado una fortaleza mental insuperable, impropia de sus edades. Hablamos de la madurez de Ricky Rubio, que ha sabido sobreponerse a todo el culebrón veraniego (muchos chavales de 18 años hubiesen corrido a las faldas de su madre y hubiesen dejado la concentración) para transformarse desde los cuartos de final en una especie de langosta gigante, capaz de picar a los bases más laureados, saltando de rival en rival con la fuerza de sus largos brazos, asegurando un nivel defensivo que sólo Lucio Angulo ha dado en la historia de la selección. Y Sergio Llull, imperial en su complexión física y deslumbrante en la manera de gestionar la puya que recibió de Marc Gasol, un muro casi siempre infranqueable en defensa que quizá pudo atinar algo más en ataque. "No ha pasado nada. Ya está todo olvidado", dijo en su blog. Me gustaría saber qué hubieran hecho un Sergio Ramos de la vida, un Marchena o un Güiza ante una situación similar. Se hubiese montado la de Dios es Cristo con toda seguridad.

La selección apagó el fuego dialéctico y encendió el del juego sin cuartel, el 'run and bang' que practica Mike D'Antoni en los Knicks, pero mucho mejor, con mimbres más duros y efectivos. Se ha criticado mucho a los bases en este campeonato, pero, al final, Raúl López y Carlos Cabezas han rendido de manera espléndida en los partidos que importan, anotando, jugando con el 'tempo' del partido y alimentando a los hombres grandes de este grupo humano.

Y la vida es maravillosa cuando las bombas caen del cielo para traspasar el aro dulcemente. El capitán Juan Carlos Navarro ha completado una serie monumental de cuatro partidos seguidos ejerciendo de taladradora sin piedad. Como siempre, los críticos se callarán ahora para decir: "Sabíamos que 'La Bomba' rendiría en los partidos importantes". Sus ojos emocionados levantando la Copa son los de toda España. Otro personaje que ha sido clave en que la vida pueda ser maravillosa hoy lunes se llama Rodolfo Fernández, más conocido por los rivales que le ven pasar como una exhalación hacia la canasta de forma imparable como Rudy, elegido en el quinteto ideal del Eurobasket.

El rostro heleno de Mumbrú también ha sido abofeteado por mucha gente. Incluso por mí mismo. Es que al principio del campeonato no daba una. Luego, como todos, se convirtió en un bicho gigante con tenazas de acero que apretó a todos los equipos nacionales que se encontraba a su paso para sacarles todas las vísceras a base de triples, rebotes en ataque y penetraciones de calidad. El efecto Garbajosa, otro extraño elemento que muchas personas dicen que no debería estar ya en esta selección, se tornó fundamental en la defensa al cuatro del rival y en alguna que otra pincelada en forma de triple (nadie tira de una forma más elegante que él) para terminar de ensanchar una ventaja determinada. Me seguiré poniendo, orgulloso, tu camiseta del Unicaja. La vida también será maravillosa cuando Víctor Claver explote de una vez como el 'superjugador' que promete ser. Tiene capacidad física, talento y voluntad de mejorar. Sólo le falta un pelín de fuerza mental, de creérselo por fin y olvidarse de la eterna comparación...

Como también terminaré por comprarme la de Felipe Reyes, un imán humano, una pantera negra que ha decidido meterse en el cuerpo de un ser humano y atrapar todo lo reboteable. Para mí, ha sido fundamental, el segundo factor más importante en la recuperación de España, en la metamorfosis de España, en el reencuentro de España con la España del glamour. Porque el primer epígrafe, el número uno de la lista de claves es, como ya sabe todo el mundo a estas alturas, Pau Gasol. El bambú dorado renació de sus cenizas para tirarse al abordaje de todos los piratas que pasaban por su zona. Inasequible al desaliento, el niño bonito de Phil Jackson decidió multiplicar por diez su rendimiento de la primera parte del torneo para metamorfosearse en el Kraken, un molusco musculoso de ocho extremidades con el poder de tirar de fuera; pasar bien; correr el contraataque; taponar y taponar sin tregua; animar a sus compañeros; meter ganchos con la derecha y con la izquierda; hacerle pequeños homenajes al ausente Calderón con alguna que otra bandejita; introducir los tiros libres... Una bestia temible que sólo se calmó cuando el medallón polaco colgaba de su cuello.

España ha sobrevivido en este intenso Eurobasket a las siete plagas: demasiados compromisos publicitarios; presión mediática; una gira leonina por los rincones de la Península; una crisis inédita de juego y de vestuario; lesiones a todo trapo; rivales con mucha hambre; y un entrenador cascarrabias. Pero ha sabido esculpir de nuevo los Diez Mandamientos baloncestísticos sobre roca y transmitirlos por todo el orbe:

1. No te vendrás abajo con las críticas.

2. Honrarás a tus antecesores (Alfonso Reyes, Nacho Rodríguez, Herreros, Fernando Martín, Corbalán...).

3. Sabrás hacer piña con tus compañeros al margen de lo que diga el entrenador.

4. Tendrás la fuerza de otro tiempo, invocarás a la Yugoeslavia de Petrovic, Kukoc y Radja y aplastarás a los rivales sin compasión.

5. Te motivarás con la música que, en contra de lo que se cree, no amansa a las fieras, sino que las despierta y las mantiene alerta hasta que se atisba a la presa en el horizonte.

6. Correrás el contraataque alegremente y sólo bajarás la presión defensiva cuando acabe el partido o vayas ganando de 50.

7. Tendrás malos pensamientos: soñarás con que ganas el oro derrotando de forma contundente a un enemigo que, anteriormente, te había faltado al respeto.

8. Tendrás malos pensamientos (II): soñarás con que ganas el oro ante el 'Dream Team' de Estados Unidos en Turquía 2010.

9. No te bastará con ser el campeón del mundo. Querrás serlo de Europa y de la Olimpiada, en Londres 2012.

10. Harás que millones de españoles se sientan orgullosos de serlo y de haber vivido, aunque haya sido por TV, la gran hazaña deportiva de 2009.

Los acólitos de esta religión nos retiramos a comulgar hasta el año que viene. Cibeles será una fiesta dentro de unas horas. Gasol dará las gracias a todos. Y alguien repetirá la palabra mágica que llevo tantos años reivindicando. Esas cuatro sílabas que me han hecho tan feliz antes, durante y después de los éxitos. Lloré en 2006, pero ahora siento una felicidad calmosa. Nos acostumbramos muy rápido a lo bueno y sabemos que llegarán tiempos peores. Pero, por ahora, vamos a seguir cuidando al bambú dorado y a regocijarnos en la victoria tras las batallas perdidas gritando a los cuatro vientos una ocurrencia que se ha convertido en leyenda: BA-LON-CES-TO.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

De magia, rutina y esperanza dorada


Tres días de competición. Tres días de sobresaltos. Tres días de palpitaciones. Algo se mueve en mi corazón. ¿El recuerdo de un pasado de basket rústico recorre mi cuerpo? No, para nada. Estoy tranquilo, dentro del nerviosismo lógico de la competición más esperada del año. Cada verano, un grupo de 12 hombres se reúne para hacer un truco de magia en cada partido, todo concentrado en dos o tres semanas, más intensas que Lolo buscando a un sexto hombre para la pachanga.


Amigos míos, tengo la certeza de que el baloncesto mágico, la belleza del contraataque bien hecho, el ataque estático en el que el balón va de lado a lado como si fuera una sinfonía de Beethoven, el puño en alto, la cara de chico malote, el guiño a una canción con significado especial que da vida en el vestuario, el ritmo de martillo pilón... Esa maravillosa rutina a la que nos tenía acostumbrados la selección española tiene que volver a pesar del malencarado Scariolo. En el paisaje del campeón del mundo hay algún que otro nubarrón, eso sí: la falta de conjunción entre las piezas; la incógnita de cómo llegará Pau Gasol a los partidos cruciales; ese extraño elemento llamado Marc, que se ha disuelto como un azucarillo en los últimos días; la lesión muscular de Rudy; el imprevisible Navarro, que casi siempre decide correctamente en los minutos calientes de partido, pero siempre al borde del abismo; la escasísima aportación de los suplentes (el perdido Mumbrú, el todavía demasiado verde Claver, el errático Cabezas, la sombra de lo que fue Raúl López, el Expediente X Garbajosa...); el abuso de los triples, las pájaras por exceso de confianza, el cansancio, la desidia, el tedio, la presión de ser favorito, el hastío de tener que ganar siempre, los compromisos publicitarios, los sistemas de Gominolo, como le llama el gran Manolo Conejo... Muchos factores que se solucionan con un solo alimento funcional, con un solo ingrediente transgénico: LA ILUSIÓN.


Vivir el torneo como si fuera la primera vez. Un concepto tan sencillo de escribir como difícil de realizar. ¿Se puede uno cansar de ganar? El Eurobasket es como una asignatura del instituto: vas pasando los parciales con más pena que gloria y el examen que bordas es el último, el que decide tu nota final, el que marca la diferencia entre el repetidor de vuelta de todo y el buen estudiante que luego se convierte en un trabajador ejemplar de alguna empresa explotadora.


¿Explota la Federación a sus jugadores? Yo, particularmente, no veo a Eslovenia haciendo tantas campañas publicitarias en medio de una concentración ni me imagino a los turcos perder el culo cada vez que un periodista se acerca para una entrevista. Vale que tienen primas millonarias, pero están ahí para jugar a basket y divertirse en la medida de lo posible. Porque si ellos se lo pasan bien y tienen la familia cerca (como procuró Pepu en su época), el baloncesto fluye mejor por sus venas. No puede ser que lleguen al calentamiento con caras largas ni que consientan que Serbia les mee en la cara sin, al menos, animarse de manera vehemente los unos a los otros.


Me quedo con el conjuro 'light' que protagonizó Pau al final del España-Gran Bretaña: "Hemos jugado mal, pero mañana vamos a hacerlo mejor, ¿vale? A partir de ahora jugaremos mucho mejor, ¿vale?". Dicho y hecho. Prórroga surrealista ante Eslovenia y solidez en los minutos que cuentan. Lo relevante es ir pasando los parciales hasta que llegue el gran examen final. A esa prueba hay que llegar bien preparado, eso sí, más mental que físicamente, porque todos están, a estas alturas de la temporada, bastante cascados y no puede ser una excusa. Creo que los ayudantes del gran capo deberían hacer una labor más psicológica con los jugones (Orenga, que se note tu experiencia y motiva mejor a los Claver, Llull, Marc y compañía).


Lo dije en 'Facebook' y lo mantengo aquí. No me bajo del tren de la ilusión por el oro hasta que no me apee la propia selección. Por ahora voy solo en el vagón de cola, pero espero llegar a la última estación el primero y, desde el andén, decirle adiós con la manita a todos los ahora descreídos que se subirán, seguro, en el último momento.


viernes, 10 de julio de 2009

El chaval de los calcetines blancos


Hace 20 años, cuando todavía no perdíamos el tiempo en internet ni teníamos la imperiosa necesidad de coleccionar cosas a destajo, hubo un disco que cambió mi vida. De repente, mi hermano volvió de una excursión a Francia y me trajo el primer disco de vinilo que tuvimos en casa (¡Por fin el primer disco propio! ¡No había que grabarlo en cinta corriendo porque había que devolvérselo a algún amigo del Tato!). Recuerdo una intensa emoción y una atracción intensa por esa portada: fondo blanco, postura chulesca, traje macarra negro con cientos de tachuelas, pelo rizado largo perfectamente colocado y un rostro misterioso y magnético. BAD fue mi primer amor con la música, ése que no se olvida nunca, ése que te marca para siempre.


Aunque ya había disfrutado de THRILLER con siete años, porque Álvaro le regaló a mi hermano la cinta de cassette original (1983) y ya 'Billie Jean' acaparó toda mi atención, la liturgia comenzó con BAD, con ese vídeo rodado por Martin Scorsese cuyo estreno vivimos en Tocata como una especie de 23-F musical. No defraudó, aunque no tenía los efectos especiales de 'Thriller. La coreografía, espectacular, aportó pasos nuevos a la mitología del niño negro que se volvió blanco porque era tan ingenuo que su alma no podía retener ningún atisbo de oscuridad. Yo iba al colegio todavía y, al mediodía, antes de almorzar, tenía una cita diaria en mi habitación con el tocadiscos Investrónica para bailar en soledad la canción 'Another Part of Me', la segunda mejor del genio anoréxico tras 'Billie Jean', aunque 'Wanna Be Starting Something' siempre me pareció un pepino que no pasa de moda.


Se está escribiendo mucho sobre Michael. Ríos de tinta, lágrimas y discusiones en la calle. Se habla de Cristiano Ronaldo, la gripe A y la muerte inesperada del hombre con la nariz más fea de la historia, del único artista que ha sido capaz de maravillar al cien por cien con los dos pilares del mundo audiovisual: voz y físico. También le ayudó siempre la estética (esa fabulosa chaqueta de 'Beat It' o la vestimenta de la gira 'Dangerous') y el halo místico que envolvía sus manías y sus decisiones megalómanas. Pero nadie como él me levantaba de mi cama para bailar, a cualquier hora, en cualquier momento, a lo largo de los años.


Soy de los pocos de mi entorno que puede decir que no ha dejado nunca de poner las canciones de Michael, desde 'Off the Wall' hasta 'Jump', incluso en los años oscuros de la acusación de pederasta que ahora parece aclararse con las declaraciones del niño que supuestamente sufrió tocamientos. Parece que Michael sufrió chantaje y tuvo que pagar por ello hasta el día de su muerte.


Ahora hablemos de culpa. Existen varios culpables de su fallecimiento. En primer lugar, su padre, que le maltrató de pequeño y no le dejó tener una infancia normal. Después, sus hermanos mayores, que nunca ejercieron como tales enseñándole el camino recto a 'Jacko' y se quitaron de enmedio corroídos por la envidia, porque no llegaban al listón talentoso del caminante de la luna. En tercer lugar, la prensa, que le atosigó siempre para descubrir cosas sobre su vida privada, una rutina que lleva a cualquiera a usar tranquilizantes. También él mismo, con sus excentricidades (invitar a niños desconocidos a jugar en Neverland, dormir con ellos y luego contarlo en los medios). El juicio, el acoso de la prensa americana e internacional, la falta de cariño verdadero de su entorno y la enorme competencia de artistas emergentes en el siglo XXI, mermaron su capacidad creativa y le impidieron levantar cabeza después del enorme éxito de DANGEROUS. Descuidó las letras y las melodías y se obsesionó con el baile. BLOOD ON THE DANCE FLOOR fue un disco muy flojo e INVINCIBLE pasó desapercibido.


El fenómeno continúa y el hombre que más discos ha vendido nunca seguirá haciendo funcionar la caja registradora. Yo, por mi parte, cogeré mi viejo disco de vinilo con el macarra sobre fondo blanco y lo colocaré en un lugar destacado del comedor. Y seguiré practicando el 'moonwalk' mientras trato de asimilar que el rey de mi tocadiscos ya no me traerá más regalos en forma de canciones nuevas, que los mediocres traten de sacar tajada económica de su muerte y que la posibilidad de ir a Londres un fin de semana con Laura para verle se haya truncado para siempre. Siempre nos quedará la anécdota de la cabina telefónica, ¿verdad, querida Mayra? Y trataré de ponerme mañana calcetines blancos con zapatos negros, aunque pase calor en este pueblo desierto, en este vacío pegajoso sin la Piedad de Miguel Ángel y sin el humanista Jackson, sin el tipo de la eterna sonrisa que volvió loco a medio mundo con su toque de genitales.

jueves, 25 de junio de 2009

Que viene el lobo


En la vida se especula, se dice, se piensa, se habla, se disiente... Podemos decir que los dimes y diretes son el deporte nacional. Cuando todos los 'entendidos' del periodismo baloncestístico patrio decían que Ricky Rubio sólo tenía dos opciones posibles para jugar en la NBA (Oklahoma o Sacramento), llega el cuchillo entre los dientes del lobo feroz, es decir, Minnesota Timberwolves.


Ricky Rubio llega a un equipo que no tiene entrenador después del despido de Kevin McHale y puede convertirse en el jugador franquicia si al final decide quedarse en la NBA. Eso sí, debe tener paciencia para asentarse en una entidad en plena reconstrucción que, a día de hoy, tiene como sueño maravilloso poder jugar los playoffs. Atrás han quedado jornadas de cábalas interminables, en las que el niño de El Masnou parecía más bien el típico esclavo con buena dentadura que, en otros tiempos, se colocaba en una palestra y era objeto de una subasta obscena con manos nerviosas soltando dinares, dracmas o monedas de oro. Bueno, la diferencia es que aquellos se daban con un canto en los dientes si su amo no les pegaba con el látigo, y el nuevo Pete Maravich se tendrá que conformar con ganar varios millones de euros por pegarse todo el año viajando y jugando a basket.

Ahora todo queda abierto: o juega en los Wolves previo acuerdo con Villacampa para bajar su leonina cláusula de rescisión o bien es traspasado a otro equipo (¿New York Knicks?). Hay una tercera vía, que es responder a los cantos de sirena florentinianos y jugar de blanco a las órdenes del mejor entrenador de Europa. Ya sabemos que noy hay cláusula que se le resista al ratón Pérez.

Esa mezcla entre componente de los Jonas Brothers y Macario se convierte en el jugador español que más alto ha resultado elegido en el 'draft' tras Pau Gasol, que en 2001 fue seleccionado por los Atlanta Hawks en la tercera posición. Inmediatamente, la franquicia de Georgia traspasó al por entonces jugador azulgrana a los Memphis Grizzlies a cambio de Shareef Abdur-Rahim. ¿Pasará lo mismo con el nuevo Borjamari del baloncesto español con permiso de Rudy? El tiempo pondrá la canasta en su sitio...

miércoles, 17 de junio de 2009

La fuerza del bambú dorado


Año 1999. Laura y yo decidimos irnos de viaje a Lisboa en verano, durante los pocos días de vacaciones que tenía en aquel Odiel que funcionaba como un exprimidor a toda potencia. Yo no andaba muy católico, puesto que había sufrido un esguince en el trayecto hacia la cancha y tuve que pasar cuatro días en reposo absoluto. Pongo la tele y escucho que hablan de Lisboa. ¡Qué casualidad! Unos muchachos desgarbados se plantan en semifinales y les bailan el agua a Argentina. El último obstáculo hacia el oro, Estados Unidos, como casi siempre. Mi pierna se dormía. Mi amigo Emilio me visitaba, como casi siempre, para ver los grandes encuentros de baloncesto juntos, y nuestra actitud era la de casi siempre: "A ver si no perdemos de 20". Como todo el mundo sabe ya a estas alturas, aquel domingo del verano de 1999 comenzó una nueva era dorada en el deporte español, una ilusión incontenible por el sonido del balón cruzando una red atada a un aro que ha ido 'in crescendo' hasta llegar al éxtasis del anillo de Pau.


En aquellos tiempos de esguinces, viajes mirando la peseta y televisor con tubo de imagen, los nombres de Navarro, López, Reyes, Berni, Cabezas (su triple fue crucial en la final) y Gabriel, entre otros, cobraban vida a través de las emocionadas palabras de Pedro Barthe. Fue el salto de calidad del que hoy vemos el fruto. Gasol ha crecido como un bambú ante cada cambio climático en forma de banquillo, entrenador prepotente, lesiones o vientos de individualismo. Pablo Gasol ha sabido reinventarse en tres ocasiones en los últimos 10 años.


Primero, supo salir del papel de segundón de aquella selección de Sáinz de Aja para rebelarse como estrella indiscutible de la ACB el año del cambio de siglo. Nuevos tiempos llegaban a las canchas de este país. Un chico que tiraba de tres, mataba, se iba por velocidad de cuantos rivales se ponían delante... Era carne de grandes cosas. Quizá Lolo debió convocarlo para Sidney 2000. A lo mejor hubiese evitado aquel fracaso.


Mientras yo maltrataba mis tobillos saltando y engordando en la cancha del García Lorca, el hombr de la nariz aguileña era nombrado número 3 del draft por Atlanta Hawks. Mientras la explotación laboral seguía en los periódicos locales, él mejoraba su contrato ostensiblemente en Memphis y le meaba en la cara a Kevin Garnett. Cuando yo trataba de parar las arrancadas de Lolo en las pachangas, este chico de Sant Boix de Llobregat jugaba contra Michael Jordan.


Mientras Laura y yo mirábamos el cielo de Huelva tras un bocata en el Savarín, él se convertía en toda una estrella del firmamento americano. Yo tuve otro esguince y él seguía conteniendo como podía las críticas por 'soft'. A él le hicieron una canción muy crítica y yo le canté a Laura 'Debajo de la almohada' cierto 3 de junio inolvidable... A pesar del micrófono. Ya se palpaba la segunda reinvención del fan de los Estopa.


Llegaron las medallas cada verano mientras yo soñaba con que la profesión del periodismo fuese como la selección española: una piña, en trabajo y en reconocimiento. Y, en septiembre de 2006, todos nos olvidamos de las lesiones que habíamos sufrido en el cuerpo y en el alma para mimetizarnos con el barbado gigante que, en silla de ruedas, lloraba desconsolado porque se había quitado la espina de Lisboa: a pesar de no jugar la final, fue el gran protagonista, el Cid Campeador que apretó a los españoles en un puño victorioso.


El bambú iba creciendo, seguro, hiniesto, utilizando la suerte del viento para salir catapultado en la dirección deseada desde sus ancestros. Él siempre dice que había soñado con ganar tal o cual cosa, pero en realidad es un buen samaritano del basket: está haciendo realidad el sueño de todos nosotros. Y dentro del sueño, hay duermevela y pesadilla en forma de balón que se sale del aro, de grito seco que rompe una expectativa celebrada antes de tiempo ante una selección rocosa, veterana y muy inteligente. Rusia le hizo un favor a Gasol: dejarle un reto por conseguir para que, como Jordan, no se retire demasiado pronto por hastío de gloria.


La hoz de Kirilenko y compañía segó el bambú, pero no del todo. Quedó un hálito de vida y se regeneró como Lobezno, sacó sus garras y forzó su salida desde el estado del whisky hasta las luces de neón de Hollywood, mientras yo dejaba la estatua de Colón y abrazaba la Torre del Oro. La sonrisa de Magic quedó obsoleta y en Los Ángeles empezó a llevarse la barba y las greñas. El nuevo Bill Walton llegó a la ciudad y casi recitó el mantra de Julio César.


Y llegamos al presente. Stan Van Gundy toma malas decisiones, Howard siente los golpes cansinos del bambú y la cosecha no puede ser mejor en tiempos de crisis. Cuando media España anda medio deprimida, desayunando churros los lunes a las 11:30 y leyendo el periódico durante dos horas en el bar de la esquina consumiendo sólo una cerveza con aceitunas, una explosión amarilla nos devuelve a la alegría de otros tiempos, a la ingenuidad de la niñez y todos queremos ser ese hombre desgarbado que abraza la carne de Kobe y se olvida de mencionar a Fernando Martín en las dedicatorias. Te perdonamos, porque, mientras yo voy tirando de colaboraciones periodísticas y me he adaptado a la vida marital después de dar algunos tumbos, tú, hombre lánguido y misterioso, has destapado el tarro de las esencias baloncestísticas en tu tercera reinvención. Hace tiempo que no tengo ningún esguince, pero sigo esforzándome por reunirme con otros individuos los martes por la tarde para rendirte pequeños homenajes, para mantener viva la llama que has prendido para siempre.


La normalidad vuelve a las canchas y yo seguiré empeñado en mejorar mi defensa. No importa lo que ocurra en el futuro. El viento ha amainado y sopla una suave brisa. En el campo de los sueños sólo se divisa una planta, que sobresale por encima del resto de seres vivos. Es el bambú, esbelto y precioso con las primeras luces del alba, cobrando un bello e irresistible color dorado.

domingo, 5 de abril de 2009

De la humildad y el talento mediático de las estrellas


Llamado al orden por Lolo, uno de los tres lectores asiduos que tengo, debo actualizar un poco esta página de inquietudes con una nueva pregunta retórica: ¿Por qué nos lo creemos tanto en Europa? Me llamó mucho la atención que Magic Johnson estuviera animando el sábado por la noche a Michigan State en la Final Four de la NCAA como un fan más (eso sí, desde un asiento privilegiado). Es todo un ejemplo para las estrellas de ahora. Pero es que Dwight Howard también es un tipo cercano. Y Bobby Knight es capaz de salir en calzoncillos en un anuncio de 'Guitar Heroes'. Y si recordamos A Shaquille bailando con la máscara, entonces ya hay que mamar.


En Europa vemos demasiadas cabezas gachas, demasiados enfados, egos, dimes y diretes. La calidad no está reñida con la humildad y con el talento mediático. ¿Os imagináis a Raúl González yendo a la final de la Liga de fútbol de su instituto (no creo que ese narigón haya ido a la facultad)? Si Magic es el más grande, lo es por estas pequeñas cosas. Igual que Jordan, que baja al banquillo de los Bobcats para animar a sus jugadores de vez en cuando. ¡Eso aquí es impensable! ¿Os imagináis a Mijatovic en el banquillo al ladito de Guti durante un partido?


Quizá Jesús Quintero tenga razón cuando dice que palabras como 'respeto', 'honestidad', solidaridad' y 'humildad' están en desuso actualmente. Ahora los clubes de fútbol crean fundaciones para ayudar al Tercer Mundo, pero sus estrellas siguen firmando autógrafos con mala cara. Me contaba una amiga de Juanma cuando estuve en Madrid recientemente, que fue a ver un Miami Heat-Orlando Magic y que, mientras esperaba el autobús, un cochazo paró delante suyo, en un semáforo. Era Shaquille O' Neal, que bajó la ventanilla ante la mirada atónita de unos 20 aficionados y les dio las gracias por haberle animado y por haber ido al partido... 'Only in America'.


Todo está relacionado. Aunque haya jugadores, como el Gran Perro, que hagan comentarios obscenos sobre algunos de sus compañeros, todo pertenece al juego de Hollywood. Es Mohamed Alí diciendo barbaridades sobre George Foreman. Eso vende, pero el verdadero Shaquille es el del coche, el que le da la mano al utillero camino del vestuario y el que le regala 200 dólares al mopa por haber ido a hacerle un recado. Magic es brillante cuando se picaba con Bird y cuando se pone la camiseta de su universidad para ser el primero en aplaudir. La humildad es inherente al trabajo bien hecho y a la calidad intrínseca de un individuo, aunque haya máscaras de por medio. Después siempre te encuentras con un Ron Artest de la vida, pero en Europa empieza a haber demasiados 'rones artest'. No hay que olvidar nunca las raíces y saber que, cuando mil cámaras miran hacia ti, es cuando debes estar más agradecido, porque habrá mucha gente que te quiere y serás un modelo para muchos chavales.


Gracias, Magic.

martes, 17 de febrero de 2009

Un 10 para Rudy Fernández


Mereció la pena quedarse hasta las cinco de la mañana despierto. Mereció la pena combatir el sueño profundo que tenía, tras haber cubierto el Congreso de Gestores Administrativos, para presenciar uno de los homenajes más emotivos que se recuerdan en el deporte de la canasta. Después de un aburrido concurso de habilidades y un soporífero 'challenge' de triples, llegaron los matadores.


Dwight Howard, con sonrisa Profidén incluida, daba por hecho que iba a llegar a la final a base de músculo y espectáculo. Nate Robinson se sabía ganador gracias a su 1,70 (¿Cómo es posible que este tío pueda llevarse tanto rato en el aire?). Antes que el base de los Knicks, sólo Spud Webb, un negrito todavía más bajito, pudo desafiar a las leyes de la gravedad, ganándole el concurso a su compañero en los Atlanta Hawks y experto 'slam dunker' Dominique Wilkins. Y, por fin, apareció la carita aniñada de Rudy. Rodolfo es un jugador que engaña: cualquiera que lo vea, a primera vista, parece el típico pijo de Los Remedios, que viste ropa de marca y habla recreándose en las 'eses'. Sin embargo, no lo subestimes nunca, porque Fernández se convierte en un baloncestista letal cuando empieza el partido. Puede hacerte un ocho penetrando, anotando de tres o dando grandes asistencias al aprovecharse del sobremarcaje.


Pues bien, este fino jugador, con barba de tres días en plan 'George Michael', se disponía a hacer su primer mate, a rubricar el hito histórico que supone que el primer europeo que disputa un concurso de mates (y uno de los pocos blancos de la historia) sea español, de Mallorca para más señas.


Nadie podía imaginarse lo que tenía preparado. Mientras otros se preocupaban de que la capa de Supermán estuviera reluciente, o de pulir la kryptonita, Rudy se despojó de su camiseta y mostró el número 10. Sí, amigos, el 10 de FERNANDO MARTÍN, segundo jugador europeo de la historia en jugar en la NBA y primer español en cruzar el charco. De repente, el círculo se cerró. Hace casi 20 años que nos dejó el genio protestón, aquel físico adelantado a su época que tiraba ganchos a tablero como nadie, un Felipe Reyes de la época que cogía el doble de rebotes que Romay midiendo 15 centímetros menos.


Rodolfo Fernández se hizo más grande si cabe cuando voló para coger un autopase por la espalda a tablero y esmachar a una mano con el apellido Martín a la espalda. Se me pusieron los vellos de punta y los ojos vidriosos. Por eso España casi le gana en la final de la Olimpiada a Estados Unidos, una selección manifiestamente mejor en ese momento, repleta de estrellas mundiales y de futuros mitos de este deporte. Es muy sencillo: los Gasol, Jiménez, Garbajosa, Rudy y compañía saben de dónde vienen y hacia dónde van. Son buenas personas que hacen buenas cosas y, entre ellas, resalta, gracias a Dios, jugar a baloncesto.


No sé si se le ocurrió a Fernández o se lo dijo su padre o el presidente de la FEB o lo leyó en internet. Pero esa imagen quedará imborrable para la posteridad. Y los ignorantes todavía se preguntan quién demonios era ese tal Martín, ¿Ricky Martin? ¿Martín Alonso Pinzón? No, hijos míos. Era Fernando, que en algún lugar del universo, habrá sonreído, teniendo la certeza de que ningún accidente de coche podrá borrar un legado, una leyenda. Y también sabe que personas como Rudy, con su aparente desgana a la hora de hablar y su mandíbula doblada, hacen grande el deporte y reconcilian a este cronista con el mundo. Muchas gracias, Rodolfo.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Hermosilla canción


Siguiendo con la serie de cantautores 'menores', rompo otra lanza en favor de un onubense afincado en Barcelona como es Pedro Javier Hermosilla, el autor de la tremenda 'Por un ratito en tus oídos' y 'Flores en el cielo'. El amuleto de agua errante continúa abriéndose paso entre la desidia de los jerifaltes de las discográficas y la crisis general de ideas y contenidos que vivimos en la actualidad.


Hermosilla sigue promocionando su 'umplugged', pero ya va siendo hora de que saque nuevo disco y de que tenga la promoción en radio, TV y prensa que se merece. Y para la historia quedará mi tercer puesto en el Concurso de Karaoke de la Feria de Santiponce 2006 cantando 'Por un ratito en tus oídos'. Sólo pudo conmigo un colega que cantaba en un grupo de flamenquito que bordó 'Noches de Bohemia' y un enchufado de la organización, un poncino que eligió una de Eros Ramazzotti y, claro, así también gano yo. Todos sabemos poner voz nasal, ¿no? Aunque sea tapándote la nariz con los dedos o con unas pinzas.


Amenazo con volver a presentarme para conseguir el oro (ése que vamos a conseguir este año en Katowice), esta vez con una del mítico Roberto Carlos, 'El gato azul' o 'Amigo'. Hermosillas canciones, ¿verdad, amigos míos? Por cierto, un diez para mi amigo Jesús Pulido, que tiene un blog cojonudo de obligada consulta. Su dirección está en mi listado recién inaugurado.

martes, 3 de febrero de 2009

¿Y CÓMO ES ÉL?


Después de hacer uno de mis mejores partidos desde que pertenezco a ese club de abnegados baloncestistas maduros que se llama CB Pajartillo, me dispuse a hacer el itinerario diario en internet: infojobs, infoempleo, oficina virtual del SAE, computrabajo, mi correo de hotmail, marca.com... Y, como siempre, busqué en la carpeta de archivos bajados la canción perfecta para ese momento del día. Con alegría, me di cuenta de que el directo de José Luis Perales ya estaba listo, recién salido del disco duro de algún individuo sensible y nostálgico, como yo.


Pues bien, usé el maravilloso Windows Media Player para escuchar uno de los mejores himnos del desamor en español, una canción que te pone los pelos como escarpias aunque seas el tipo más duro de la banda. ¿Creéis que Roger Federer lloró por haber perdido con Nadal? Qué va. Lo que pasa es que, en ese instante, a alguien del público le sonó el móvil y tenía como politono "¿Y cómo es él?", del gran Perales.


De repente, me vinieron muchos recuerdos de la infancia, cuando mi hermano estaba de 'burundeo' con su primera novia y se ponía todas las tardes una cinta BASF con los grandes éxitos de un hombrecito que cantaba de una manera peculiar: doblando la cabeza y encogiéndose de hombros (véase la excelsa imitación de Josema en la época dorada de Martes y 13). Era Perales, un compositor que un buen día decidió que ya estaba bien de que las grandes estrellas del momento cantaran sus canciones (Rocío Jurado, Raphael, Julio Iglesias...). Un ingeniero tímido denostado por muchos que no tuvo la capacidad de venderse a sí mismo como otros de su generación. Tampoco se plegó nunca a ningún requisito comercial, nunca hizo canciones en plan 'Queco'. Toda su obra está repleta de sentimiento, desde 'Celos de mi guitarra' (¡Qué bonito ha sido recordarla hoy, con agujetas y todo!) hasta 'Un velero llamado libertad', pasando por 'Amada mía'.


En unos tiempos de 'revivals', en los que hasta Pablo Abraira está preparando un disco nuevo, hay que reivindicar a José Luis, un dechado de candidez y uno de los últimos jinetes de la canción española concebida como arte simple nacido de la inspiración espontánea, no un producto de laboratorio que se evapora entre tus manos por su inconsistencia, como Luis Fonsi o Melendi.


Usando un símil baloncestístico, mientras Carlos Baute se quedará siempre en la puerta, por mucho que menee compulsivamente sus caderitas, Perales entrará en la casa de mi corazón hasta la cocina. Os invito a que os bajéis 'PERALES: 35 AÑOS. EN DIRECTO' para recordar que España no sólo es una potencia en tenis y basket. También lo es en la música, en la balada, en la sinuosidad de una voz, en la descripción de los diferentes estadios del amor. Mientras pienso en la cantidad de triples que he metido hoy (creo que han sido siete u ocho), no dejo de emocionarme con canciones de ayer, hoy y siempre.