viernes, 5 de diciembre de 2008

Incompetencia y espesura en Tododeporte (Carta abierta a Javier Bermejo, director)


Buenas tardes.


Le escribo este mensaje mientras me pierdo el final del encuentro de mi equipo, Cajasol, contra el Kalise Gran Canaria, por su culpa. De acuerdo que el partido que daban ustedes hoy era otro (Barcelona-Granada). De acuerdo que no están obligados a hacer un carrusel. De acuerdo que la decisión de poner el final del Gran Canaria-Cajasol era como un "regalo", en palabras del espeso Rafa Vega. Pero, si el responsable de una empresa toma una decisión, tiene que asumir sus consecuencias y ser coherente hasta el final. El partido estaba igualado, con lo que usted, que lleva algunos años trabajando en esto, tuvo que contemplar la posibilidad de que hubiera una prórroga. No es de recibo que una TV pública, que debe atender a todos los intereses de los ciudadanos, deje desatendida a la comunidad baloncestística de una manera tan zafia, tan cutre, tan de principiante. ¿O es que ustedes lo improvisan todo? ¿O es que no se dan cuenta de que, para ofrecer un producto televisivo, debe haber una planificación, una profesionalidad básica y unos parámetros de calidad que, por supuesto, no cumplen?


No me imagino a cualquiera de sus presentadores con gafas diciendo, a cinco minutos del final de un Sevilla-Betis, "nos hemos pasado 20 minutos de la hora prevista, así que, sintiéndolo mucho, les vamos a privar de ver el final del derbi para ofrecerles LA BANDA, un programa enlatado". Por favor, un poco de seriedad, un poco de dignidad profesional. No me extraña que la profesión del PERIODISMO esté tan devaluada con gente como usted tomando decisiones. Perdieron los derechos del fútbol, gracias a Dios, y me gustaría que también perdiesen los derechos del baloncesto, porque no quiero que sigan maltratando al deporte que amo.


Ya basta de retransmisiones cutres y salchicheras. Ya vale de comentaristas penosos, como Chinche Lafuente (sólo ha tenido un acierto en todos estos años, don Javier: fichar a José Alberto Pesquera, un grande de este deporte que también clama al cielo por decisiones como la de hoy).


Nada más. Desearle que siga acomodado en su poltrona de Canal Sur, trabajando como un funcionario más sin preocuparse por las inquietudes de los espectadores y sin saber ponerse en lugar del televidente. Un consejo: si no es capaz de retransmitir deporte, si no entiende que el deporte tiene unos códigos periodísticos propios, si sigue pensando que un partido de baloncesto es como una película de José Luis López Vázquez que dura hora y media en 1965, en 1983 y también en el año 2008, deje su lugar a otro compañero que esté mejor preparado, más cualificado y con más ilusión por ofrecer un programa DE CALIDAD, sin espesuras, sin narradores que usan constantemente coletillas y muletillas y sin engañar al personal: DAR UN PARTIDO INACABADO NO ES UN REGALO, ES UN ATENTADO CONTRA EL PERIODISMO, CONTRA EL ESPECTADOR Y CONTRA LA ESENCIA MISMA DE LA TELEVISIÓN. Sobre todo, cuando lo que viene después no es la Gala del 28-F, sino un programa DE NEVERA llamado La Banda, que puede esperar 10 minutos más. ¿O usted se cree que el domingo pasado se cumplieron las previsiones de la parrilla de TVE, con lo voluble que es la duración de un partido de tenis? Aprenda usted algo de los auténticos profesionales del medio, haga el favor, y deje de arrastrarse por la cabina de realización y por jornadas y master dando clases de periodismo televisivo. Puede que engañe a las nuevas generaciones de periodistas, pero muchos ya sabemos que Javier Bermejo y todo su equipo son los trileros del mundo catódico. Un atajo de aficionados.


UN SALUDO.

miércoles, 29 de octubre de 2008

El reno Rudolph


El personaje del reno Rudolph fue creado en 1939 por Robert L. May, empleado de una cadena de tiendas de Chicago llamada Montgomery Ward. Le habían pedido una historia navideña para promocionar la tienda y Robert escribió un poema sobre un reno inadaptado que con el tiempo se ha convertido en parte del folklore navideño. Para crear a Rudolph, un reno despreciado por los otros renos por tener la nariz roja, se inspiró, por una parte, en el cuento del Patito Feo y, por otra, en su propia experiencia personal, la de un niño tímido, víctima de las burlas de los demás. Fue tal el éxito de su creación que en 1946 ya se habían vendido seis millones de copias del poema, al que siguieron una canción (en 1947) y un especial para la televisión (1964). En el poema, Rudolph vive en un pueblo de renos sin concretar; en la canción, pasa a ser un reno de Santa Claus, a quien su nariz roja sirve de luz guía.


Ésta podría ser la historia de 'Rudolph' Fernández si no fuera porque ni es un niño tímido ni creo que vaya a sentirse despreciado por el resto de compañeros NBA, si en su primera actuación oficial en la Liga ha sido capaz de meter 16 puntos y dar cinco asistencias. Con su nariz roja por el frío de Portland, Rodolfo se pone al día con el 'First Certificate' para poder entender al insondable McMillan y se dispone a escribir una de las páginas más apasionantes del baloncesto europeo en la Liga más televisada del mundo, siempre y cuando le respeten las lesiones y pueda coger músculo para aguantar las tarrascadas de mazacotes como Lebron, Howard o el propio Shaquille.


Como Prigioni, Pecile o Navarro, Rudy se está haciendo cada vez más importante en nuestras vidas, siendo un ejemplo de intensidad, de amor por el juego y del 'Nunca es suficiente'. Siempre se puede mejorar, en el salto, en la visión de juego, en la capacidad defensiva, en el baloncesto altruista... Siempre podemos aprovechar el tiempo en la cancha, aunque sean minutos de la basura. Otra historia será la de Sergio Rodríguez, que tiene toda la pinta de convertirse en un Milicic de la vida.


Ser español ya no conlleva ningún prejuicio, ninguna traba hístórica. Paco Martínez Soria es carne de sábados por la tarde y nos reímos mucho con él ("Aaaaay, corderaaaaa..."), pero ahora el complejo se ha convertido en orgullo, en motivo de emoción y de conversación mañanera. "¿Has visto el último mate de Rudy?"... Ésa será una de las frases más repetidas de esta temporada. Como el reno, Rudolph ha logrado hacerse respetar entre la manada y conseguir que a todos se nos encienda la nariz de pura felicidad.

martes, 28 de octubre de 2008

Los viejos boxeadores nunca mueren


A continuación, copio y pego una crítica que he descubierto en internet (un poco tarde, ya lo sé) sobre ROCKY BALBOA de un tal Rafa Martín. No tiene desperdicio:


"Hay momentos en los que Rocky Balboa me recuerda a ese viejo que se pone a mirar las obras y le explican al capataz que el edificio se va a caer porque el cemento no cuaja y como se derrumbe el muy bastardo con trece familias dentro el que se va a cargar el mochuelo es él. Se le mira al pobre señor con afecto y simpatía pero por lo general, nos solemos pasar sus opiniones por el forro de los cojones. Rocky Balboa no es la resurrección de Stallone (nacido en 1946), y menos aún cuando regresa a una saga que inició personalmente hace más de treinta años (30, thirty, SIETE OLIMPIADAS). Pero sí es una película que no ofende a nadie, correctísimamente interpretada, con un buen guión y, por encima de todo, una espléndida fotografía y que supone un regreso al tono realista del primer film y buena parte del segundo (hasta que Adrian se despierta del coma, en Rocky II, y lo primero que le dice a su marido es que aniquile a Apollo Creed, a partir de ahí, la saga Rocky se convierte en Portaventura).Adrian no ha podido engañar a la muerte otra vez. Se nos ha muerto de cáncer y Rocky Balboa sigue en su pequeño mundo y viviendo del pasado, como Walter Sobchak. La clientela acude a su restaurante para escuchar sus batallitas, su cuñado Paulie sigue trabajando en la misma fábrica de carne, su hijo se ha pasado al lado oscuro y se ha hecho broker de bolsa (podría haber sido periodista, casi peor) e intenta reconstruir su vida con la chica que le mandó a la mierda en la primera entrega, Marie, ahora divorciada y con otro chaval a cuestas. En esto que llega el salto de fe: un programa de ordenador determina que, en sus viejos tiempos, hubiera sido capaz de acabar con el invicto campeón del mundo de los pesos pesados, Mason ‘The Line’ Dixon. El pifostio mediático que se genera fuerza al Potro italiano a volver al ring y ahí le tenemos de nuevo. Gonna Fly Now, escaleras, sudadera y pantalón gris incluidos."Tengo 60, pero a ver quién saca la vena como yo."Los primeros tres cuartos de hora del film son un coñazo en el buen sentido. Rocky habla con Marie. Rocky habla con Paulie. Rocky habla con su hijo. Su hijo habla con su padre. Rocky habla con el hijo de Marie. Se compra un perro nuevo. Y venga a recordar a Mickey (el viejo sordo que le entrenaba hasta que le empujó Mr. T y se murió en la tercera -Port Aventura, recordemos-), y la pista de hielo, y el gimnasio, y el bar antiguo, y que coñazo monumental. Sin embargo, como todas estas escenas están muy bien rodadas, y parece que destilan emociones genuinas, el público que de verdad sepa que Rocky siempre fue una saga sobre un pobre saco de hostias que se negó a caerse cuando se lo decían, con sus dos cojones, sentirá una lagrimita de nostalgia. Hay momentos realmente buenos, como todo lo relacionado con Adrian y Paulie, así como las conversaciones con Marie (muy buena, Geraldine Hughes) y otros completamente innecesarios y que se podrían haber cortado, con el peligro de convertir el film en un mediometraje (todo el rollo del hijo, interpretado por el funesto Milo Ventimiglia, que no se entera de la realidad que le rodea y si no ahí está la ultrasobrevalorada Heroes para demostrarlo).Lo que funciona en esta parte es el sentido clásico de Stallone y la magnífica fotografía de J. Clark Mathis, que recuerda mucho a lo que hacía Robert Richardson en Casino, con colores por todas partes y fuentes de luz de no se sabe dónde, que amenazan con provocar ceguera a los actores. Sly lleva en este negocio del cine más de lo que yo llevo en este mundo y joder que si se nota, porque incluso el diálogo más aburrido está tratado con el mimo y cuidado suficiente para que nos llame la atención. Además de vez en cuando siempre están los chistecitos de Rocky (“Me siento como un canguro, con todas estas cosas en el bolsillo”), hilarantes de puro malos que son. Todo está tratado con mucho mimo y eso no es malo, pero si lo alargas demasiado, será insoportable. Y es justo en ese momento en el que Stallone decide poner en marcha el tren con la estructura que todos los devotos conocen: entrenamiento, montaje musical, previa y a darse de hostias. Destacar sobre todo la presencia de Tony Burton, en el papel de Duke, entrenador del fallecido Apollo Creed que se casca el mejor monólogo de la película (“…le vas a dar el viejo trauma por golpe contundente de toda la vida”) y ver a Stallone, como Donkey Kong, lanzando barriles para ganar fuerza, que es lo único que le queda ya que el tal Dixon es un milagro de la genética y te pega cuatro hostias antes de que tu cuerpo perciba la primera.Y durante unos gloriosos cinco minutos, Rocky Balboa tiene las mejores escenas de boxeo vistas en años. No es decir mucho, dado que el género no abunda, pero esos cinco primeros minutos, con una planificación televisiva (logo del pay per view incluido) valen por todos los de Ali. Stallone sigue pareciendo boxeador como yo jugador de curling, pero Antonio Tarver es una mala bestia y aunque canta cuando se esconde el puño para no dejar a Stallone incapacitado el resto de su vida, ‘Magic Man’ sabe moverse (principalmente, porque ha sido campeón del mundo de peso ligero). Entonces Stallone director la caga por completo, comienza a hacer cosas raras con la cámara (blanco y negro, cámara superlenta, degradados, montaje a lo Michael Bay). Para alguien que ha intentado mantener un tono sosegado y con los pies en la tierra a lo largo del film, es una contradicción."¡Potoma!"¿Y sabéis qué? Al peo. Mejor quedarse con el final donde gane o pierda, todo el mundo aplaude a Rocky y la saga llega a una feliz conclusión, sin “nada en el sótano”, como dice Stallone, y con la sensación de que nos hemos librado de un verdadero desastre, por el corazón y el empeño que se ha puesto en el rodaje. Rocky Balboa es de lo mejorcito que ha hecho en años y provoca las ganas de retroceder en el tiempo al espectador de ventitantos, que se crió con lo mejor del cine de acción de los ochenta, y ahora no puede sino llorar al ver el espectáculo que dan esa panda de capullos que se hacen pasar por héroes de acción. A esos les subía yo al ring, para que les fostiara Tito Rocky (y si falla, siempre me queda la opción de saltar yo… y mi amiga Fergie, la motosierra)."

Publicada el 2007-01-10Más críticas de Rafa Martín

lunes, 27 de octubre de 2008

La retirada de un mito viviente


Hoy tampoco quiero hablar de baloncesto. Mientras Claver se consolida mate a mate como el elegido para la sucesión, mientras Prigioni se hace cada vez más importante en nuestras vidas, y mientras el Cajasol le da una alegría a Antonio Pulido en forma de triunfo épico televisado en Vistalegre, hoy quiero recordar a un hombre que siempre quedará inmortalizado en Kiss FM y en el subconsciente colectivo como la voz del amor después de Sinatra. Me refiero, claro está, a PHIL COLLINS.


Hoy he leído en un blog de internet (por tanto, lo pongo en cuarentena hasta que no lea una fuente más fiable) que el Maestro Phil no sólo se toma unas vacaciones indefinidas debido a un pólipo en la garganta (eso ya se sabía desde hace dos años), sino que... ¡SE RETIRA DE LA MÚSICA! Dice que seguirá componiendo, pero que no sacará más discos. En un mundo tan seco de ideas y tan baldío de voces con personalidad como el panorama musical actual, nuestros oídos (y nuestro corazón) no pueden prescindir del autor de 'One More Night'.


Laura era de Sinatra y yo de Collins. Esto es como la dualidad Sevilla-Betis: no puedes ver al enemigo, pero reconoces su valía. Lo mismo pasa con el ganador del Óscar por 'You'll Be in my Heart' (sí, esa canción con la que Juan, de OT1, lloró como una damisela...). Tiene mogollón de detractores, pero nadie, nadie, puede negar que ha sido uno de los cantautores más influyentes de finales del siglo XX. De hecho, su primer disco en solitario (Face Value, 1981), está considerado como uno de los mejores trabajos del pop de todos los tiempos. Se me eriza el vello recordando los primeros acordes de 'I Missed Again' o de 'In the Air Tonight'.


Más mérito tiene este magnífico batería, ya que en 30 años, ha logrado labrarse tres carreras en una: la de cantautor, con esa cima creativa llamada '...But Seriously'; la de líder de una banda de pop electrónico denominada GÉNESIS, que ha escrito páginas de oro de la lírica posmoderna; y la de autor de bandas sonoras, con las que llegó a cotas de popularidad insospechadas. El calvo maravilloso, el dulce Phil, nos deja, pero supongo que hasta que la Warner le unte de los suficientes millones como para que regrese con más fuerza que nunca. O no. O, en un alarde de convertirse en el Michael Jordan de la canción, volverá con vigor inusitado cuando se canse de su retiro de divorciado, cuando esté harto de tirarle pelotitas a su perro en la fina arena de Palm Beach.


Collins es necesario en estos tiempos, porque nadie como él (bueno, sólo Freddie Mercury, Elvis, Michael Jackson, Sinatra, Stevie Wonder y Jacques Brel) ha sabido cantar y contar el enamoramiento, la traición del ser amado, el desengaño, la ira tras el palo sentimental, la soledad del desencanto vital. Phil, siempre estarás en nuestros corazones, aunque no pierdo la esperanza de coincidir con tu cabeza de cebolla en alguna parte de este jodido mundo y poder decirte lo feliz que me has hecho con tus canciones, lo pleno que me he sentido con los acordes de 'A Groovy Kind of Love' o de 'Against All Odds'. Eres imprescindible en nuestras vidas.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Oscuros tiempos


ETA vuelve a matar. La crisis se carga a cientos de empresas. El trabajo son números, ríos de tinta mojada que sirven de juego de niños para los políticos pusilánimes, apoltronados en su puesta en escena diaria, confiados en que un huracán no se llevará todos los pactos con el diablo ni las promesas incumplidas ante ciudadanos que se dejan la piel cada día por cuatro duros. Hoy no puedo hablar de baloncesto. No tengo ánimo. Sólo puedo pensar en las amistades que se pierden, en lo absurdo de cultivar relaciones para después quedarse con una llamada de teléfono o un e-mail cada seis meses.

Supongo que cada uno cuenta la vida como le va. Todo son risas si te levantas a las siete de la mañana y, de vez en cuando, te dan una palmadita en forma de ascenso o de aumento de sueldo. Supongo que si una empresa tiene Liga propia es para estar contento. Qué bonito. Y, así, el sistema adormece a las otrora mentes revolucionarias y las convierte en una suerte de agujero negro por donde sólo entran los engaños conscientes y los dardos envenenados con chantajes emocionales, con la comodidad del guerrero que ha llegado a su Arcadia particular y se olvida de que un día fue pobre, fue sucio en apariencia, pero limpio en la mirada. Ahora los ojos despiden fuego de páramo desierto. No hay nada detrás de las promesas partidistas, de las convenciones, de las reuniones a las 9:00, de los desayunos con los compañeros, de los atascos... Sólo la certeza de que, dentro de ocho horas, podré abrazar a mi esposa y besar a mi hijita.

Hoy no hablo de baloncesto. Sólo de la gente que pasa por el aro, que comulga con la explotación laboral, que mira para otro lado cuando su vecino está matando a un familiar, que no responde nunca ante un 'buenos días' dicho desde el corazón. Somos animales. Incluso en la cancha. Sólo pensamos en devorar (mitos, leyendas, mujeres...), en destripar todo lo bueno que han hecho los prohombres, en convertirnos en lo que odiábamos (hasta Lech Walesa llegó a convertirse en político, en demagogo). Y, al final, sólo quedan los recuerdos de la niñez para refugiarse de esta tempestad de estupidez, de trigo sucio, de leyes modificadas a golpe de pandereta, de oposiciones manipuladas, de envidias tontas y de soberbias empresariales.

El empresario. Menudo pájaro. Menuda víbora. Cuanto más tiene, más quiere, y en esa espiral arremete contra todo lo que cree que puede ser un obstáculo para llenarse la barriga y comprarse un coche cada vez más grande y brillante. Lo importante para este especimen es salir bien en la foto y tener la mejor mesa en el evento de turno. Pero luego no le pidas que improvise, no solicites un discurso suyo sin antes haberlo consultado con sus asesores.

Los asesores. Ja. Otra figura denigrante. Personas que dictan en la sombra lo que un bobo tiene que espetar al gran público. Todos quieren llegar a ser asesor y, cuantos más asesores tienes, más importante eres, ¿verdad, Manolo? ¿verdad, Gaspar? Cuesta vivir con un entramado tan complicado encima tuya: "Hay que tener cuidado con lo que dices, porque este consejero es amigo del banquero 'Fulano', que a su vez tiene negocios soterrados con el empresario de la construcción 'Sultano', el cual es cuñado del mismito presidente y está casado con una médico que se va de congresos gratis a cambio de grandes cantidades de dinero para recetar una pastilla del laboratorio 'X', a la cual está abonado el teniente alcalde, que es mano derecha de la presidenta del partido. Así que cuidadito con lo que dices por esa boca...".

¿De verdad queremos vivir en un mundo así? ¿Qué futuro le vamos a dejar a nuestros hijos si, para criarlos, tenemos que agachar la cabeza, comulgar con ruedas de molino, poner el culo cinco días a la semana y reirle las gracias a tu jefe de área? ¿Es que esto no va a explotar por algún lado, como diría el sabio don Enrique Bernabé? Hasta entonces, seguiré refugiado en la canción 'Happy Children', en la saga de 'Rocky', en unas cuantas personas a las que el virus del capital-individualismo no le ha entrado todavía en las venas y en las canchas y vídeos de baloncesto.

jueves, 31 de julio de 2008

De pollo frito, pimientos y baloncesto


Hace unos meses entré en el siempre oscuro feudo del rey maligno, el orondo amo del calabozo que regenta el Polideportivo-Invernadero de Santiponce. Para mi sorpresa, había 10 personas jugando a baloncesto, cosa que sólo ocurría con el extinto equipo de jugones con el que entrenaba. El hecho de ver esa bonita estampa hizo que me sintiera bien, que recordase los viejos tiempos de la cancha de mi barrio en Huelva, cuando teníamos que coger número para tirar a canasta y nos llevábamos las horas muertas jugando a rey de pista (ver primeros artículos de este blog). Pero las estrellas se alinearon y un señor de ojos azules se dirigió a mí y me preguntó: "¿Quieres jugar?". Eso fue ya la hostia.


Y, si con todo eso fuera poco, resulta que el ambiente era sano, competitivo, de baloncesto en equipo, de basket de los 80 (la mayoría hemos mamado la época dorada de la NBA y los años dulces de Epi, Villacampa, Montero, Corbalán, Brian Jackson y compañía), de risas al escuchar frases de los jugones como: "Esta gente pasa mucho el balón, ¿no?". Luego resultó que el señor de ojos azules era Manolo Conejo, el primer fan de mi blog (curioso fue conocerle primero en el ciberespacio, cuando vivíamos uno pegado al otro), y el muy aglutinador arrastraba con él a un grupo humano excelente relacionado con la ingeniería, el agua, las obras hidráulicas, el abastecimiento, las infraestructuras y el medio ambiente.


Me encanta el compromiso de la gente con la pachanga de los martes, tan difícil de encontrar en estos tiempos en los que nos movemos como plagas de langosta, todos al unísono, en grandes y perfectas urbanizaciones de dos en dos, con los problemas de tener que consensuar las pasiones con tu pareja, tus compromisos familiares, tu trabajo y tu vida, en muchos casos, lejos de Santiponce (tremendo lo del gran Juan Chica, viniendo de Huelva para jugar en lugar de irse a su casa a descansar con su mujer y su retoño).


En definitiva, que brindo por multiplicar ratos como éstos, con gente que se puede hablar de todo, altruista en la cancha y en la vida, con el Aquarius siempre como elemento recurrente y con la camarera del Mama Juana en el recuerdo (ahora tenemos al gran descubrimiento: la chica del Pisotón). Gracias a todos por estar ahí y esperemos que el CB Pajartillo, como lo ha bautizado Luisfer, siga creciendo a pesar del amo del calabozo. Las bombas de Rafa, los tiros a tabla de Manolo García I, los cuasi-mates de Edu, los triples de Lupe, la suspensión con patada de Víctor, las entradas kamikaze de Francisco Javier, los rebotes y la clase de Luisfer, la solvencia de Dani, la progresión estratosférica de Manolo García II, la magia de Manu (perdón a los que me olvido de nombrar)... El baloncesto pachanguero hecho arte.

jueves, 24 de julio de 2008

Claver, el futuro inmediato del baloncesto español


Dentro de mis contactos en la tercera fase con los prohombres del basket español, mención aparte merece Víctor Claver, que lamentablemente se ha quedado fuera de los 12 elegidos para meter la canasta decisiva en el último partido. Estuve un rato charlando con él y todos los calificativos se quedan cortos: culto, simpático, cercano, humilde hasta límites insospechados, maduro a sus 19 años, dialogante, cariñoso... Un pedazo de jugador y mejor persona, como se suele decir en estos casos.


Me contó su experiencia en los campus de verano de Lakers, Blazers y Kings. "Me levantaba temprano y hacía técnica. Por la tarde, físico y táctico", expresó este pelirrojo encantador que será el referente del baloncesto europeo dentro de tres o cuatro años. Fijaros si tiene los pies en el suelo que le pregunté: "¿Crees que tienes alguna posibilidad de ir a los Juegos?". Y me contestó con mucha tranquilidad: "No, está muy difícil. Si Garbajosa está bien, no iré, pero no pasa nada. Todavía soy muy joven y tendré más posibilidades". Seguro, colega, seguro.


Mi receta para que llegues a lo más alto en tu crecimiento personal y profesional es la siguiente: vete del Pamesa, ficha por algún grande (Tau, Madrid, Barcelona o Joventut) que apueste por tí como 4-5 titular; baquetéate en la Euroliga y en la ACB, promedia 20 puntos por partido y luego, da el salto a un buen equipo NBA que te garantice minutos (por Dios, no ingreses en Portland).


UN FUERTE ABRAZO, VÍCTOR. ERES DE ESAS PERSONAS QUE HACEN QUE MEREZCA LA PENA TODO EL ESFUERZO POR MANTENER VIVA LA LLAMA DE ESTA PASIÓN LLAMADA BALONCESTO.
PD: Para los que quieran deleitarse con imágenes de la experiencia de Claver en la NBA, pueden clicar aquí: http://www.youtube.com/watch?v=f6HvtyQr3Ak&eurl=http://www.basketdraft.com/2008/06/vdeo-del-workout-de-vctor-claver-con.html

Calderón, esa estrella cercana


A CONTINUACIÓN, REPRODUZCO MI PRIMER CONTACTO CIBERNÉTICO CON UNA ESTRELLA DEL BASKET MUNDIAL: JOSÉ MANUEL CALDERÓN (4 de mayo de 2007).


No sé cómo dirigirme a tí.>> Me siento como si fuera a declararme a la tía de mis sueños (entiéndeme,> no soy gay).>> La vorágine de sensaciones que me invadió el glorioso 3 de septiembre de> 2007 (no sé si celebrar mi aniversario de boda el 3 de junio, día en el> que me casé en el Monasterio de La Rábida, en Huelva, o el día de vuestro> golpe encima de la mesa ante Grecia) todavía me dura. Los pósters, los DVD> de Marca, la colección de los partidos que sacó El Mundo... Nada es> suficiente para tener presente semejante hazaña. Y todavía tengo que> escuchar a algún cenizo que me echa en cara que, si los americanos> hubieran llegado a la final, hubiéramos sido plata (ésa es la pena, que> tal y como estábais jugando, los griegos nos privaron de que el sueño> fuera ya de dimensiones bíblicas).>> Creo que eres consciente de que personificas el sueño del hombre 'made> himself' y que estás alimentando de ilusión a miles de chavales que todos> los días luchan con sus padres para encontrar ese hueco diario para el> basket, un deporte que, gracias a vosotros, tiene ahora más presencia en> los medios de comunicación (y no al revés). Me encanta tu filosofía de> juego, en perfecto equilibrio entre el altruismo y el derroche individual> de técnica y físico. Si las lesiones lo permiten, serás por muchos años el> base de la selección, más grande ya que Corbalán, con esa humildad que te> caracteriza y que demuestras con tus continuas referencias a tus raíces> (por cierto, soy de Huelva, pero mi hermano estuvo trabajando 11 años en> Mérida, así que conozco perfectamente la tierra de barros). Por cierto, tú> no tienes ese típico acento cantarín("Chacho, ¿qué pasa contigooooo?").>> Bueno, un abrazo y mucha suerte pa mañana, a ver si le quitáis esas> ínfulas al feo de Vince Carter y al maltratador Jason Kidd.


>> UN FUERTE ABRAZO Y MUCHAS GRACIAS POR HABERME HECHO TAN FELIZ DESPUÉS DE> 20 AÑOS (el tiempo que llevo viendo y practicando baloncesto) DE SUEÑOS> ROTOS.


>> PD: Fíjate si soy fanático del basket, que mi despedida de soltero fue un> partido con los amigotes en el Palacio de los Deportes de Huelva, con> speaker, presentación a lo NBA, música, árbitro, marcador electrónico y> camisetas hechas para el evento (jaraneros vs. cofrades). Por supuesto,> ganó mi equipo, 50-35.


RESPUESTA DE CALDERÓN A PACO NÚÑEZ:


> hola paco


lo primero gracias por escribir y por tu apoyo.
ya se que no tengo ese acento cantarin pero es que llevo mucho tiempo fuera de casa


un saludo

jose manuel calderon

Las manías de Garbajosa


Es uno de los jugadores más carismáticos que ha tenido España desde Epi y Villacampa. Grande fue su actuación en la final de la ACB contra el Tau en 2006 y grande su capacidad de reinventarse continuamente, desde sus tiempos de pívot-pívot en el Taugrés hasta su temporada histórica en Toronto jugando de alero tirador. Pero, en los últimos tiempos se ha creado un halo de mártir alrededor de este barbudo y sereno Jorge Garbajosa que no le viene nada bien.


Entre las lesiones, su enfrentamiento con Bryan Colangelo en los Raptors y su adhesión fundamentalista a la selección española y a José Luis Sáez, se ha hablado demasiado de temas extradeportivos y se nos ha olvidado que es un cuatro único en Europa. Sólo le pongo dos peros: que abusa de los triples (podría penetrar de vez en cuando para encarar el aro con fuerza y sin miedo) y que se nota que es un hombre lleno de manías. Un ejemplo: en todas las fotos que se hizo con los compañeros del Master, incluido yo, no permitía que nadie le echara la mano por la cintura. Véase foto adjunta.


De todas formas, espero que 'Garba' pueda recuperar el ritmo normal de la carrera de un jugador de elite tanto en los Juegos Olímpicos como en el Kimkhi ruso (extraña decisión para un jugador que tiene la vida resuelta económicamente y que tenía ofertas de Real Madrid y Unicaja).

La espalda de Marc Gasol


Uno de los momentos álgidos del Master de la FEB fue la visita a la concentración de la selección española en San Fernando. Nada más entrar en el pabellón, se notaba el fresquito del aire acondicionado recién instalado y palpábamos la expectación, ya que había 50 niños en la puerta para entrar a ver el entrenamiento de los elegidos para la gloria.


Mis impresiones sobre los 12+3 fue muy buena. Estos prohombres ganan en las distancias cortas, salvo alguna que otra excepción. Calderón es la alegría serena (con ese gesto tan suyo de apretar los labios); Raúl López, el eterno adolescente; Ricky Rubio, el niño que cumplió el sueño de todos los 'mopas'; Berni, el relaciones públicas intenso; Mumbrú, el bromista que miraba de soslayo a todos los presentes; Jiménez, el capitán mudo que sienta cátedra con su esfuerzo; Navarro, demasiado serio durante todo el día (¿Se estará arrepintiendo de su decisión?); Rudy, el pija que se transforma en 'heavy' cuando salta a la cancha; Felipe, un poco harto de las fotitos y los autógrafos; Garbajosa, el maniático que no quería arrimarse a nadie; Marc Gasol, un cavernícola entrañable que pasaba por allí; Pau, el gran ausente; Víctor Sada, el hombre al que le di una asistencia para que fallara un triple; Juanjo Triguero, el refuerzo del Caja que ha sido un visto y no visto en la selección; y Víctor Claver, un pedazo de 'crack' en todos los sentidos.


La imagen habla por sí misma. Érase una vez un hombre a una espalda pegado. Como Marc me echó su pesado brazo sobre los hombros, yo le rodeé por una cintura infinita... De hecho, no se me ve la mano, ¿verdad? Nunca he visto un diámetro de tren superior igual (supongo que estará a la altura del Enterrador o de Hulk Hogan). Por no hablar de la diferencia de altura (y yo mido 1,82 metros).


Viéndoles trabajar, comprobando cómo Aíto introduce nuevas y enriquecedoras variantes tácticas en ataque y en defensa, cada vez estoy más convencido de que podemos plantarles cara a los americanos (lo de ganar, ya sabéis, depende de que entre o no la pelotita en el último segundo).

martes, 8 de julio de 2008

El final de un sueño


Escalofríos. Insomnio. Duermevela con despertares inquietos. La luz de la farola que penetra por la ventana de mi habitación crea el ambiente perfecto para vivir una noche de vampiros y hombres lobo, de serpientes y veneno en la piel. De repente, la muñeca de Cristóbal Rojas emite un haz de fuego desde la esquina de una cancha color sepia y un balón de colores explota ruidosamente contra el aro. También aparece un holograma de Antonio Márquez subiendo el balón, marcando jugada y diciéndole a Jerome Mincy que corte por la zona. A su lado, el rocoso Devin Devis utiliza sus puños para ganarle la posición a un monstruo de tres cabezas y, en el fondo de la espiral, Jimmy Oliver lanza piedras con un tirachinas para doblegar a una criatura abisal.

En la quinta estación del Averno, esclavos de chaqueta y corbata mueven un torno gigantesco a latigazos para purgar sus pecados mientras cientos de bloques de pisos les caen encima una y otra vez. En lo más profundo del Infierno, los banqueros y sus adláteres cuentan su dinero en un potro de tortura. Se mezcla la sangre con la polución de las fábricas, todo ello sazonado por la miseria humana y los intereses políticos.

Mientras tanto, Vilches se pone su cota de mallas y lucha contra el dragón de la indiferencia, preocupado porque la plebe, la turba, le da la espalda. Un silencio sepulcral recorre todo este paisaje de ‘Sleepy Hollow’. Es el silencio de todos y cada uno de los ciudadanos de una ciudad aletargada, orientada sólo al populismo, la adoración de los distintos vellocinos de oro, el cachondeo, las fuentes, las rotondas y la ignorancia. En mi pesadilla, el páramo de tierra inservible, negra como un pozo petrolífero perdido en el desierto, se llama Huelva y el baloncesto (y el voleibol y otros tantos deportes que han vivido y muerto ante la indiferencia de un pueblo) es su chivo expiatorio.

Los caballos corren desbocados y miles de aves de rapiña merodean por las vísceras del enfermo terminal, dispuestas a sacarle las entrañas en un abrir y cerrar de ojos, en una orgía de sangre y huesos. En el ocaso de los tiempos, Dainenko, Ray Smith, Luis Barroso, Morcillo, Javi Chica, Benítez, Vickery, Álex Burgos, Pablo Martínez, Antonio Gómez, Eric Sánchez y Valdeolmillos lloran lágrimas negras atados al mástil de un barco a la deriva que acabará engullido por el Kraken.

Ya bien entrada la madrugada, dando vueltas compulsivamente en una cama encharcada, mi subconsciente recuerda los dioses que pasaron por esta tierra yerma: Djordjevic, señor del carisma; Herreros, caballero español insigne; Arlauckas, dios de la caza; Tachenko, dios de las alturas; Bennett, amo del tiempo; Garbajosa, señor de los triples; Bodiroga, adalid de los recursos técnicos, y un sinfín de leyendas más.

El día comienza a clarear, pero mi pesadilla se tiñe de color marrón cada vez más. No hace mucho tiempo en una galaxia no muy lejana, una Estrella de la Muerte construida a orillas del Tinto y el Odiel despedaza el planeta Baloncesto con rayos láser de incomprensión e insolidaridad. El jedi Pepe Rodríguez y el padawan Antonio Morón sacan sus espadas láser, pero la guardia imperial, la economía de mercado, la rentabilidad y la falta de compromiso y de amor propio de la sociedad onubense lo llevan al Lado Oscuro de la Fuerza.

Al final del mal sueño, Darth Vader no se quita la careta; las aves de rapiña no se convierten en pájaros de colores; el Kraken no es el abrazo de la victoria; los rayos láser duelen de verdad; el Infierno está lleno de especuladores, de banqueros y de políticos que siguen purgando sus innumerables pecados sometidos a castigos insoportables; la turba sigue inmóvil ante su propia autodestrucción mientras las fuentes, las rotondas y el centro comercial se mantienen en pie.

Trato de despertarme, de alejar los malos augurios con agua purificadora; de convencerme a mí mismo de que las noches de gloria no se han acabado; de que los cuervos, ese ciudadano anónimo, no le han arrancado los ojos al club de sus amores; de que seguiré viendo vibrar a Lolo, a Damián, a Bobby, a Saraiva, a Salazar, a Pedro, a Manoli, a Javi Zalvide y a tantas otras almas que se quedan con el corazón roto. Pero me incorporo con la cara empapada y no sólo es de sudar. Una lluvia ácida cae sobre mis ilusiones y el invierno nuclear se apodera del baloncesto onubense. Cerraré los ojos con fuerza y trataré de volverme a dormir para no enfrentarme a la cruda realidad del vacío, de la nada, de los oscuros tiempos que se avecinan.

miércoles, 25 de junio de 2008

El Anillo Único


Ganas. Convicción. Fuerza. Pasión. Entrega. Cinco elementos primordiales para vencer en cualquier ámbito de la vida. El baloncesto no es una excepción y la paliza que le propinó Boston a Los Ángeles en el sexto partido, por 39 puntos de diferencia, puede abordarse desde varios prismas: la bisoñez de Gasol y casi todo su equipo en las Finales; los errores de Phil Jackson en el planteamiento táctico; la firme voluntad de los verdes por conseguir la gloria, a sabiendas de que el 'Big Three' puede que no tenga otra oportunidad; la veteranía de Posey y Cassell, clave en la consecución del tercer triunfo, etcétera.


Jackson se equivoca al cargar las tintas sobre Pau, porque éste ha jugado de 'cinco', cuando es un 'cuatro' redomado. Ha tenido que percutir contra cuerpos más vigorosos que el suyo y no ha podido salir a tirar y a jugar de cara, porque para eso ya estaba Odom. Sí hay que reconocer que debería haber asumido más tiros a canasta y no haberse preocupado tanto de buscar al compañero mejor posicionado (siempre será mejor un lanzamiento de Gasol bien defendido que un tiro solo de Farmar o de Turiaf).


Ahora se abren muchas incógnitas: ¿Logrará 'Doc' Rivers crear una dinastía con jugadores que rebasan la treintena y, en algunos casos, rozan la cuarentena? ¿Relegará Jackson a Gasol a la suplencia en favor de Odom cuando vuelva Andrew Bynum? ¿Seguirá el buen rollo en el vestuario de los Lakers tras el fracaso en las Finales? ¿Podrán fichar a un base de garantías? Y lo más importante, ¿le pasará factura a Pau el esfuerzo de las Finales en los Juegos Olímpicos? ¿Acusará Ricky su inexperiencia en una competición de adultos? ¿Quién será el descartado: Berni o Claver? ¿Y a qué nivel jugará el ex-defenestrado Garbajosa? Todo esto y mucho más, en los próximos meses.

lunes, 9 de junio de 2008

Tan cerca, tan lejos


Los dos primeros asaltos del combate han tenido un claro color dominante: el verde de los célticos, de la franquicia con más títulos NBA, del parqué añejo y de un equipo blanco que se ha ido degradando hacia el negro vacilón de Paul Pierce, Rajon Rondo y el zahíno de Kevin Garnett. En el primer encuentro, los Lakers tuvieron el coraje de su lado durante la primera parte, pero perdieron el buen karma en la segunda, porque los veteranos suplentes (PJ Brown, Cassell...) dieron la talla, mientras Farmar, Vujacic y Turiaf se perdían en un mar de dudas e imprecisiones.


Gasol no pudo con Garnett y por ahí se fueron las opciones moradas. También influyó decisivamente la pájara de Kobe Bryant, que no se encontró a sí mismo hasta el final del segundo partido. Pau se mostró un poco más agresivo y aportó su calidad en ataque, pero el martillo pilón de Boston destrozó el partido en el tercer cuarto. La épica remontada no se culminó y ahora los Lakers tendrán que ganar tres partidos seguidos en el Staples Center (o por lo menos dos), si quieren tener opciones de ponerse el anillo único.


El carisma de Jack Nicholson, el histriónico Banderas, la eterna Dianne Cannon y el guapete Dicaprio arroparán al 'Barbas' en un apasionante tercer round de una batalla mítica. Para ganar, sólo hace falta estar dispuesto a chocar, chocar y chocar, a tirarse al suelo una y otra vez a por el balón, a tener paciencia, a elegir bien los tiros, a hacer piña y a respetar la camiseta amarilla.

lunes, 2 de junio de 2008

El amarillo da buena suerte


En un mundo lleno de catetos, cobardes, malos amigos e irresponsables, es bueno encontrarse con que la cancha, el parqué o el albero nunca fallan. Pueden fallar las personas, pero el juego está por encima de miserias humanas. Es más, el juego hace grandes a hombres tan lánguidos como Pau Gasol, que vivirá un sueño tremebundo en la madrugada del jueves al viernes, cuando protagonice el salto inicial junto a Perkins, de los Celtics.


Sí, es la final soñada, pero en 21 años todo ha cambiado. Los blancos del Este (Bird, McHale, Ainge o Walton) están ahora en el Oeste y son de Europa (Vujacic, Radmanovic, el propio Pau...) y se da la circunstancia de que Luke (Walton) podrá vivir en sus carnes las batallitas que le contaba su padre Bill. Desde la final entre San Antonio y Detroit, no vivíamos un duelo tan igualado a priori. Cada argumento baloncestístico de los Lakers se contrarresta con otro similar en los Celtics: contundencia bajo tableros y polivalencia para tirar de fuera (Odom, Gasol y Turiaf versus Perkins, Garnett y PJ Brown); tiro exterior (Vujacic, Radmanovic y Fisher contra Allen, Rondo y Posey); rapidez en el contraataque (Rondo versus Farmar) y grandes dosis de carisma.


Bajo mi punto de vista, tres elementos pueden decidir la contienda a favor de la Fiebre Amarilla en una serie a siete partidos: la juventud de su plantilla, la pizarra de Phil Jackson y el mejor jugador del mundo en estos momentos, el intenso Kobe Bryant. Sólo espero que Gasol no falle ningún tiro clave (sería demasiado para su psicoanalista) y que pueda tener su minuto de gloria con algún tapón fundamental o algún gancho 'jabbariano'.


En 21 años, los mandos a distancia, los tatuajes, la mala educación, las videoconsolas y la censura se han multiplicado, pero en el cine siguen echando Indiana Jones; The Police continúa cantando 'Every Breath You Take'; Rambo es el rey de la selva; Modestia Aparte, Hombres G, Tequila, Alaska y La Unión reivindican la movida del siglo XXI; y yo sigo añorando el vídeo Beta. Ojalá, como en 1987, la alegría llegue a las colinas de Hollywood con un alarido de Jack Nicholson, que sigue siendo el mismo.

martes, 22 de abril de 2008

La leyenda de los indomables


Indomables ante la adversidad e inasequibles al desaliento, Antonio Morón, Eric Sánchez, Ugona Onyekwe, Bennerman, Antonio Bustamante, Darius Silinski y Souleyman Drame firmaron una de esas estampas heroicas que se quedan en el corazón de los espectadores para siempre. Siete contra doce. Defensa férrea. Ningún eliminado por cinco faltas. No hay palabras para describir la belleza de la tragedia, la estética de las magulladuras del alma y la inmensa moraleja para las generaciones venideras: en la vida, queridos niños, hay que crecerse ante los obstáculos surrealistas que te impone el devenir de la existencia, el destino y Dios. El triple de Ferrer en el último segundo de la prórroga llegó como un rayo fulminante que, lejos de apagar la llama de la ilusión en Huelva, la renueva con mayor brío.

Todos los astros juntos (y algún que otro incompetente) han querido que un club señero de la tercera mejor liga del mundo esté en situación de quiebra técnica y ninguno de los poderes fácticos de la ciudad (o de fuera) quiere dar un paso adelante para redimir la situación. Para el que no esté familiarizado con el impago de nóminas, para todo aquel que el día 29 de cada mes tiene su dinero en la cuenta religiosamente, voy a explicar cuáles son los síntomas de la enfermedad con la que Morón, Silinski, Sánchez (qué jugador más grande) y compañía tuvieron que afrontar el derbi en el Samuel Aguilar: indiferencia, soledad, angustia, ansiedad, reírse por no llorar, discusiones con la pareja, planteamientos de futuro, insomnio... Y una gran camaradería entre los que se resisten a abandonar un Titanic que hace aguas por los cuatro costados.

Estos luchadores de sumo coraje que hicieron vibrar el sábado a toda Andalucía con una entrega inusitada se merecen que el próximo viernes, en el partido ante el Melilla, toda Huelva le brinde una ovación digna de La Scala de Milán, como si, por un día, estuviéramos en Anfield Road. Deberíamos hacerles un pasillo en la entrada del Palacio de los Deportes y tirarles pétalos de rosa, cual César llegando a Roma. En unos tiempos en los que la mayor preocupación de los onubenses es la salvación del Decano del fútbol español, conviene recordar a este grupo de hombres, a estos siete del patíbulo que han dado, dan y darán lo mejor de sí mismos sólo por dignidad y, como diría Pepu, p-r-o-f-e-s-i-o-n-a-l-i-d-a-d, sin olvidar a ese abnegado entrenador llamado Pepe Rodríguez, que ha aguantado carros, carretas, charrés y demás ruedas de molino durante una temporada que ha hecho 'crack' en la bolsa del baloncesto de la vieja Onuba.

Con personas comprometidas como Perico Zalvide, el 'Monchi' del baloncesto LEB, o el añorado Benjamín Naranjo (gran persona, gran profesional, un ejemplo de honestidad, integridad y cordura en tiempos revueltos), que le roba tiempo al día para pensar en posibles soluciones, o la propia Lola Daza y todos aquellos que crearon y forman parte actualmente de la Asociación de Amigos del Baloncesto, existe todavía un hálito de esperanza.

De todas formas, gracias a los siete gladiadores que dieron ejemplo de virtud el sábado en Los Barrios. Os ganásteis el respeto de la España baloncestística y la admiración de nuevos seguidores que, gracias al recital de pasión desbordada de esa mañana inolvidable, le pegarán la patada al balón de fútbol y empezarán a buscar la canasta más cercana.

martes, 26 de febrero de 2008

Salvemos al Ciudad de Huelva


Sé que no llegaré a mucha gente, pero creo que debo explayarme aquí sobre la realidad del baloncesto onubense. Vivimos una era de estrés mediático, de intereses creados y de barreras en forma de pulso político que impiden ver más allá de los árboles al borde de la carretera. Pero, a lo largo de mi trayectoria vital, siempre he mantenido mis principios y el ingrediente básico de la fórmula para conseguirlo es muy sencillo: tener memoria histórica y darle a cada uno lo que se merece en cada momento.


Es el caso del Club Baloncesto Huelva. Amigos, compañeros y conocidos míos se manifiestan hoy en favor del Ciudad de Huelva, para que la ilusión que ha generado a lo largo de tantos años no se desvanezca como la promesa de un político. Precisamente éstos se lo han cargado. Y la indiferencia del pueblo onubense, claro. No se puede ir a ver a un equipo de tu ciudad sólo cuando va bien, o sea, en los play offs y, para más inri, en la eliminatoria por el ascenso. No es así como se crea un club ganador, un Unicaja o un Gran Canaria o un Iurbentia Bilbao. No.


Al equipo de tu ciudad, llámese Ciudad de Huelva o Cajahuelva (eso es lo de menos), hay que apoyarlo siempre desde la base, desde el núcleo familiar, convirtiendo el día del partido en una excursión maravillosa, como hacen los americanos y como se hace en el fútbol español. La afición tiene que estar siempre presente y de forma contundente, para callarle la boca a los advenedizos con corbata que reprochan: "El baloncesto no vende", o "¿Para qué voy a poner dinero si vienen cuatro?".


Este razonamiento me lleva al segundo culpable de la enfermedad terminal de mi querido CB Huelva: la Administración regional, local y estatal. Como entidades públicas, tienen el deber de apoyar económicamente y moralmente (moral=búsqueda de patrocinadores privados) a este club que, no olvidemos, ha jugado dos play offs por el ascenso en los últimos cuatro años (por cierto, maldito churro de canasta el de aquel gordo seboso hace ya 10 años que sigue pesándonos como una losa) y es el más veterano de la Liga LEB.


Otra víctima de este tercer grado: las empresas de Huelva. No me creo que en una provincia que genera miles de millones de euros en turismo, comercio, industria (Cepsa, Atlantic Copper, Fertiberia... ¿Dónde están esos contaminadores cuando se les necesita?) y agricultura (fresas, naranjas, arándanos, productos ecológicos...) no haya dinero para mantener a un modesto club de Segunda división de baloncesto. Pero es peor: no hay empresarios que quieran dar la cara en ruedas de prensa por el baloncesto, que quieran verdaderamente luchar día a día por lograr el sueño de la ACB. Sólo hay Recre, Recre y Recre.


La Federación Española tampoco es ajena a este problema: los clubes pagan un dinero por jugar en sus ligas, por lo que la FEB ya debería haberse reunido con el alcalde de Huelva para buscar soluciones que pasan siempre por un concierto entre iniciativa privada y pública. Sólo nos queda rezar por que haya cinco héroes en la plantilla que quieran quedarse y salvar la temporada. Y por que la gente hoy se movilice y que los medios de comunicación les hagan caso. El CB Huelva juega en la avenida de las Fuerzas Armadas y eso es lo que necesita, un ejército de almas que griten a los cuatro vientos que el sur baloncestístico también existe y que hay cosas en la vida por encima de las promesas banales, la hipocresía y los enfrentamientos ideológicos. Se está jugando con la ilusión de un niño que coge el balón cada día para entrenar con su equipo del colegio; se está jugando con el esfuerzo de una cría que quiere saltar más que nadie para coger un rebote; se está jugando con la dedicación de unos padres que inculcan los valores del deporte de equipo a sus hijos para hacerlos mejores personas; se está jugando con el trabajo arduo y sordo de cientos de árbitros, jueces de mesa, operarios de mopa, animadoras, 'speakers', etcétera, que dejan su vida cada fin de semana para asumir su rol en el engranaje del baloncesto onubense. Se está jugando con la destrucción de un legado inigualable que va de la figura de Cristóbal Rojas a la cantera del Atalaya, pasando por los grandes momentos en el Estrada, con ascenso y posteriores canastas de Djordjevic, Herreros y Arlauckas incluidas.


Y todo eso está por encima de la burocracia, las reuniones con sonrisa falsa y los desprecios de analfabetos que creen saber hacer la 'O' con un canuto y en realidad sólo esconden su ignorancia con un cargo que le viene demasiado grande. El Ciudad de Huelva no es una marca. Es un sentimiento unido por el fervor de muchas personas que, aunque no se refleje en la asistencia al pabellón cada viernes, cristaliza en el amor por el deporte y sus hazañas lejos de la corrupción del fútbol, lejos de la mediocridad y muy cerca de los corazones de un colectivo que clama al cielo para que el segundo emblema deportivo más importante de la ciudad no desaparezca por la estupidez de unos pocos. Ahora, más que nunca, salvemos al Ciudad.

Gasolazo al final de la colina


Mientras mis compañeros y, sin embargo, amigos de Ceimagen hablan todavía sin cesar del 'Kanoutazo al final de la Palmera' refiriéndose al derbi Betis-Sevilla de Copa de la pasada campaña, yo ya he hecho mi propia adaptación: "Gasolazo al final de la colina (de las estrellas)". Los números refrendan la buena decisión tomada por los jefazos de la franquicia angelina: desde la llegada de ET, ocho victorias seguidas y a por la novena esta noche frente al jovial equipo de Sergio Rodríguez.


Pau elogia la organización que recorre de parte a parte a los LA Lakers, desde la sonrisa del utillero hasta la palmadita en la espalda del propietario, pasando por esos aficionados que se abalanzan sobre su maltrecha espalda pidiendo a gritos una foto o una firma de cualquier forma. Sólo hay que observar al equipo de preparadores físicos: uno de ellos no le quita ojo y le ha dado una tabla de ejercicios que debe hacer antes de los partidos. Como si estuviéramos en Rocky 2, el rústico entrenador sale con él a la cancha del Staples Center, le amarra los brazos y las piernas y le invita de forma contundente a realizar desplazamientos laterales, hacia delante y hacia atrás. Tiene que pasar del Robocop actual a un Nureyev de la canasta.


Los '(Phil) Jackson Eleven' han detectado el talón de Aquiles de Gasol: su lentitud en los desplazamientos defensivos y no han tardado en ponerle a un perro de presa para mejorar ese aspecto. Y él, jodido, cansado, pero encantado. No en vano Kobe no deja de echarle flores, olvidándose de su super-ego, y Lamar Odom ya se siente mejor persona. Y con el peliculero Fisher de base; Farmar poniendo una intensidad digna del 'Mike'; Turiaf haciendo los gestos contundentes que todavía le faltan a Pau; Vujacic y Radmanovic reivindicando sus apellidos y el inminente regreso del 'center' Bynum, el hombre que falló la canasta más importante de la historia de la selección española tiene ante sí una buena forma de resarcirse de ese craso error: llegar a las Finales de la NBA, ganarlas y luego, contagiar de ese espíritu ganador de máximo nivel a sus compañeros en Pekín y terminar el ciclo con un oro olímpico que terminaría por cerrar todas las heridas aún abiertas en nuestro sentimiento más patriótico.


Y ese salto de calidad defensivo que dará Pau en los Lakers le viene muy bien a su hermanito Marc, que debe coger el testigo cuando el mayor de los Gasol, cansado de tanta competición y de tanta percusión bajo los aros, se retire de la selección dentro de poco tiempo. Mientras tanto, disfrutemos de lo lindo de la interacción entre la barbucha de Pau, las cejas de Jack Nicholson y los recuerdos del 'showtime' de Magic, Worthy, Byron Scott y Abdul Jabbar, que se entremezclan con un presente ilusionante, emocionante que, como dice Santiago Segurola, reverdece los mejores laureles de esta liga con un soñado Lakers-Celtics en las Finales. Así sea.

lunes, 21 de enero de 2008

Aquel verano de 1993


Recuerdo aquel verano con la limpieza de un arroyo de la Sierra de mi tierra. Recuerdo aquellos días como se recuerda sólo lo más sagrado, lo fundamental, la película de tu vida en un instante límite, en el punto de no retorno. Aquel verano de 1993, ajenos a la globalización y a los problemas de la vivienda en España, nos creíamos los amos del mundo desde nuestra atalaya del Instituto Diego de Guzmán y Quesada. Dos hombres y dos mujeres bebiéndose la vida en una canasta dorada o, más bien, un soporte de macetas. Al menos, eso es lo que parecían los aros del Femenino que, 15 años después, siguen impertérritos ante la dejadez humana, ante la indiferencia de los adolescentes que no saben la belleza que esconde esa cancha que marcó mi vida de por vida.


En ese marco, repleto de graffitis incomparables y algún que otro porrito pisado en el suelo, nació una ilusión, como diría cierto cantante con cinto. Amor y baloncesto fueron de la mano con la banda sonora de George Moustaki y Lenny Kravitz. La chica de mirada luminosa hacía sus progresos en el lanzamiento de media distancia mientras yo no terminaba de lanzarme. Mientras, mi viejo amigo JM le enseñaba penetraciones a Bea. Dos contra dos, mil 21, bombillas, concursos de triples... Las tardes se consumían con una intensidad nunca vista. Cuando llegaba la noche, nos tumbábamos en la cancha a mirar las estrellas y a arreglar el mundo con la palabra. Cuando hacía pasos, yo la quería el doble. No había tiempos muertos en aquella cascada de emociones.


Y llegó el colofón. El final del verano llegó, yo partí a Sevilla, pero el fuego de la pasión nos consumió a los dos para renacer un año después y celebrar juntos (dentro de unos días) 12 +1 inviernos llenos de luz. Ella ha ido depurando su tiro y yo mis formas, dentro y fuera de la cancha. Ella ya no escucha a Moustaki, pero yo sigo cantándole al oído por Roch Voisine. Yo he ensanchado bastante, pero ella está más guapa que nunca. Ya no aguantamos cinco horas sobre la pista de basket, pero el tiempo se va volando en el Día-Noche-Día-Noche juntos. Ella es capaz de meter 30 puntos por partido y yo me muero por taponar a Lolo.


Ella estuvo a punto de la retirada, pero se lo pensó mejor. Se dio cuenta de que seguimos viviendo ese verano de rosas rojas, de caminatas a la Hispanidad, de atardeceres en el Conquero, de risas, de proyectos que se han hecho realidad, de ideas locas y locos sueños. Ella no puede retirarse nunca, porque todos la reclaman como un ángel dentro y fuera de la pista. Debe seguir orientándonos con su defensa, sus bloqueos y su capacidad de supervivencia en un entorno hostil. Lanzada hacia el triunfo vital, ella penetra a canasta y yo quiero penetrar... Hacia ella. Hemos vivido tantas batallas ganadas en el último segundo que quiero seguir jugando contigo de poder a poder esta final con prórroga infinita. Quiero darte mil asistencias para que podamos sumar los dos en el camino de la vida. Y gritar, y sentir que la realidad supera a la ficción y que aquel verano se repite cada día.


Ella ha mejorado su porcentaje con los años y ya me gana los 21. Ella me ha mejorado como persona y ahora peso sólo 21 gramos, porque siento la fuerza de mi alma, el poder del amor y el camino hacia la felicidad. Fluye. Se difumina en el aire como los fuegos artificiales y reaparece con el sonido de su voz. El aro del Femenino se convirtió en Anillo de Campeón. Ambos fuimos clave en el logro de ese título. Ella lo dio todo y yo me dejé la piel. Ella se llama Laura, me acompañó a la final del Eurobasket 2007 y me cautivó en el verano de 1993. Aquel largo, cálido y maravilloso verano.

La cara oculta de los campeones


Algo se intuía, pero nunca pensé que podría ser verdad. Me confirma una persona que ha convivido estos tres últimos veranos con la selección española absoluta en sus respectivas concentraciones para los dos Eurobasket y para el Mundial que Garbajosa, Berni y compañía son "unos creídos que te miran por encima del hombro y que no te dan ni los buenos días". Los peores son Gasol y Rudy, que van de estrellas, y los más humildes, Calderón y Navarro.




Esta información desmitifica un poco esa imagen que tenemos todos de grupo de amigos, de piña inigualable capaz de ganar oro tras oro (si Holden lo permite) jugando de cine y haciendo el teatro justo. Pero, cuando las cámaras se apagan, estos privilegiados se vuelven personas normales, con sus contradicciones, sus arrebatos, sus miedos, sus imperfecciones, sus defectos y sus sombras, claro.




"Gasol parece que está en otro mundo. O mejor dicho, está en su mundo". No me extraña. Hay que analizar la situación de este hombre: es un joven (todavía no tiene 30 años) que lleva ya muchos años en primera plana, sometido a muchas presiones y dando lo máximo en la Liga más exigente. Y, a pesar de lo que diga este individuo que cree conocer a nuestras estrellas, nunca se le ha visto un mal gesto ante un periodista (como un Raúl o un Fernando Alonso cualquiera). Otra cosa es que no espere ansioso las entrevistas y se lance a las multitudes como el difunto Kurt Cobain. Gasol es el único que puede creérselo por sus emolumentos, por su palmarés, por su juego y por las ganancias que reporta a todas las marcas que anuncia, como Banco Popular o las galletas Príncipe de Bekelar.




Lo de Rudy ya es más sangrante. Aunque meta 35 por partido, es un niñato que todavía no ha sido determinante en ningún título ni con su club ni con la selección. De hecho, en la final ante Rusia, se escondió debajo del ala de Gasol y Calderón, al que siempre le echaré en cara que no mirase al aro en el último cuarto con el porcentaje de 'megacrack' que llevaba.




Y pongo en cuarentena que Berni, Cabezas, Sergio Rodríguez, Marc Gasol y demás jugadorazos sean unos divos. De todas formas, tampoco creo que haya que meterse en sus vidas privadas ni indagar en sus formas de ser. Sólo les pido que sean correctos en el trato con los aficionados y con sus propios compañeros, que ganen el oro olímpico en Pekín y que sigan ilusionándonos como nadie lo hizo nunca en el deporte de la piel de toro.