lunes, 27 de octubre de 2008

La retirada de un mito viviente


Hoy tampoco quiero hablar de baloncesto. Mientras Claver se consolida mate a mate como el elegido para la sucesión, mientras Prigioni se hace cada vez más importante en nuestras vidas, y mientras el Cajasol le da una alegría a Antonio Pulido en forma de triunfo épico televisado en Vistalegre, hoy quiero recordar a un hombre que siempre quedará inmortalizado en Kiss FM y en el subconsciente colectivo como la voz del amor después de Sinatra. Me refiero, claro está, a PHIL COLLINS.


Hoy he leído en un blog de internet (por tanto, lo pongo en cuarentena hasta que no lea una fuente más fiable) que el Maestro Phil no sólo se toma unas vacaciones indefinidas debido a un pólipo en la garganta (eso ya se sabía desde hace dos años), sino que... ¡SE RETIRA DE LA MÚSICA! Dice que seguirá componiendo, pero que no sacará más discos. En un mundo tan seco de ideas y tan baldío de voces con personalidad como el panorama musical actual, nuestros oídos (y nuestro corazón) no pueden prescindir del autor de 'One More Night'.


Laura era de Sinatra y yo de Collins. Esto es como la dualidad Sevilla-Betis: no puedes ver al enemigo, pero reconoces su valía. Lo mismo pasa con el ganador del Óscar por 'You'll Be in my Heart' (sí, esa canción con la que Juan, de OT1, lloró como una damisela...). Tiene mogollón de detractores, pero nadie, nadie, puede negar que ha sido uno de los cantautores más influyentes de finales del siglo XX. De hecho, su primer disco en solitario (Face Value, 1981), está considerado como uno de los mejores trabajos del pop de todos los tiempos. Se me eriza el vello recordando los primeros acordes de 'I Missed Again' o de 'In the Air Tonight'.


Más mérito tiene este magnífico batería, ya que en 30 años, ha logrado labrarse tres carreras en una: la de cantautor, con esa cima creativa llamada '...But Seriously'; la de líder de una banda de pop electrónico denominada GÉNESIS, que ha escrito páginas de oro de la lírica posmoderna; y la de autor de bandas sonoras, con las que llegó a cotas de popularidad insospechadas. El calvo maravilloso, el dulce Phil, nos deja, pero supongo que hasta que la Warner le unte de los suficientes millones como para que regrese con más fuerza que nunca. O no. O, en un alarde de convertirse en el Michael Jordan de la canción, volverá con vigor inusitado cuando se canse de su retiro de divorciado, cuando esté harto de tirarle pelotitas a su perro en la fina arena de Palm Beach.


Collins es necesario en estos tiempos, porque nadie como él (bueno, sólo Freddie Mercury, Elvis, Michael Jackson, Sinatra, Stevie Wonder y Jacques Brel) ha sabido cantar y contar el enamoramiento, la traición del ser amado, el desengaño, la ira tras el palo sentimental, la soledad del desencanto vital. Phil, siempre estarás en nuestros corazones, aunque no pierdo la esperanza de coincidir con tu cabeza de cebolla en alguna parte de este jodido mundo y poder decirte lo feliz que me has hecho con tus canciones, lo pleno que me he sentido con los acordes de 'A Groovy Kind of Love' o de 'Against All Odds'. Eres imprescindible en nuestras vidas.

1 comentario:

Ledem dijo...

Todo muy correcto, nada de baloncesto, que ya es raro, pero lo que me da un coraje hasta cotas insospechadas es que escribas cosas como estas: "mientras Prigioni se hace cada vez más importante en nuestras vidas". Supongo que te refieres a la tuya, a tu vida, porque lo que es a la mia hay gente mas importante que este fulano que no se quien es. No te lo tomes a mal pero a mi esto me desgarra las viscerras. El "plural" tiene este inconveniente, que metes a gente que no quiere estar.

No te sientes ofendido porque no tiene nada que ver. Hay ciertas frases hechas que no soporto y este uso gratuito del "nuestras vidas" me mata.

Un abrazo de oso.