jueves, 17 de febrero de 2011

Donde lo increíble sucede


La NBA es referencia mundial en marketing y publicidad. Sabe cómo vender el producto. Luces, cámara... ¡Acción! Como en una película de Hollywood, las 'celebrities' musculosas protagonizan un espectáculo rodeado de televisión, música, palomitas y emoción a raudales. Una de sus sensacionales 'promos' consiste en adaptar música de rap a declaraciones de entrenadores y jugadores. En una de ellas, el entrenador de los Celtics, 'Doc' Rivers, rapea: "Determination, heart, discipline...". Claves de un triunfo importante de Boston. Claves de cualquier victoria en cualquier liga del mundo. Pero, a veces, un grupo de luchadores puede contener este axioma y, sin embargo, perecer en una cancha enemiga. Como ocurrió ayer a orillas del río Guadaíra bajo la luz de la luna llena (44-49).


'DETERMINATION': El CB Itálica mostró determinación defensiva durante casi todo el partido. La clásica zona de ajustes 2-3 funcionó y no permitía tiros cómodos. Hasta que la alargada sombra del jugador número 6 del Qalat se hizo visible bajos los aros. También hubo determinación a ratos en ataque, aunque con una clara rémora desde el perímetro, carencia que se está volviendo endémica. Y faltó determinación en los momentos de máxima presión para irse a por el aro con claridad y para enderezar un juego interior muy deslavazado.


'HEART': La química que existe entre los integrantes del conjunto pajartillero es directamente proporcional al corazón que exhiben en cada jugada. Gracias a ese pundonor, los visitantes se pusieron 12 puntos arriba en el marcador. Cuando este equipo puede correr, es otra historia. Cuando defiende mordiendo, el panorama se vuelve menos hosco. ¿Cómo se pueden robar tantos balones y perder? Misterio resuelto con el desacierto ofensivo del último cuarto. Precipitación. Bisoñez en encuentros trabados. Demasiado buen corazón en una liga repleta de tipos rudos, de canosos curtidos que son capaces de recibir una tarrascada y luego meter los tiros libres sin pestañear.


'DISCIPLINE': La disciplina defensiva del CB Itálica durante casi todo el partido contrastó con algunos instantes de Juan Palomo en ataque, propiciados por la fuerte defensa individual del equipo alcalareño: problemas para subir el balón con fluidez; problemas para meter los tiros libres tras el sobreesfuerzo defensivo; problemas en el gemelo del pilar Curro; seis puntos consecutivos del Qalat sin que el tiempo corriese prácticamente para culminar la remontada... Los problemas crecieron y la disciplina devino en desesperación y cara de póquer. Nueva derrota gracias a la determinación local y a la inconsistencia del conjunto poncino en el último cuarto.


El futuro de los hombres de Manuel García Conejo en la Liga Maxibasket pasa por apuntalar unos pocos conceptos ofensivos, definir bien los roles de cada efectivo y mostrar una mayor dureza mental en los minutos calientes de los encuentros calientes. El acierto desde el perímetro tiene que llegar (hay que seguir dándole palos a la burra); los rebotes se tienen que cerrar a muerte (aquí el árbitro debería PITAR los manotazos propinados a Edu y a Luisfer); el porcentaje de tiros libres debe subir como la espuma; y la suerte debe caer de nuestro lado alguna vez.


Las 'promos' de la NBA terminan con un eslógan: 'Where amazing happens' ('Donde lo increíble sucede'). Esta frase vale para definir el choque de ayer en Alcalá. Porque el Qalat no se puede creer que haya ganado un encuentro que, a falta de siete minutos para el final, tenían perdido. Porque es increíble la intensidad mostrada en defensa por los gladiadores de Itálica. Porque hay que saber que lo sorprendente es que estos 12 hombres (ayer nueve y medio), que tienen cargas familiares, laborales, físicas, mentales y económicas, se pongan de acuerdo en pleno siglo XXI para jugar al deporte más bonito del mundo dos veces por semana y se animen cada vez que algún miembro de la manada se despeña o se bloquea. Si nos caemos seis veces, nos levantamos siete. Y así seguiremos. Así viviremos. Pensando en dar lo mejor sobre la cancha sin importar el resultado. Porque la victoria es poder practicar el basket defendiendo la filosofía de la pachanga con el apoyo moral de dos mujeres de bandera que aparcan sus compromisos para ir a vernos (Lupe y Laura). Que los próximos rivales de la escuadra romana sepan que tendrán que esforzarse al máximo, al 150%, para poder ganar. Que los suplentes tendrán que quedarse afónicos animando a sus huestes si quieren tener opciones. Que deberán concentrarse para meter los triples con una mano en la cara. Que tendrán que comerse con papas los tapones de Edu. Que se verán obligados a plantear alternativas a la presión defensiva de Guirado, Gracia, Bermúdez, Conejo, Zarandieta, Medina y Núñez Barral. Que resoplarán una y otra vez ante los robos y posteriores bandejas fáciles de Manu. Que no sabrán defender a nuestro Toni Kukoc particular: el señor Perea. Que tendrán que hacerle dos contra uno continuamente a Edu para parar sus acometidas ofensivas. Todos a una. Todos con los codos en los ojos del empequeñecido oponente. La brisa pajartillera que toca en la cara al resto de equipos crecerá y crecerá hasta convertirse en una ventolera. En un tornado atronador.

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