lunes, 14 de mayo de 2007

Incomprensión ante una pasión


¿Por qué es tan difícil hacerse entender? A veces creemos que conocemos a una persona y nos encontramos con un palo, con una piedra llena de resina que te provoca un batacazo supino. Dios, ¿tan difícil es que una persona sienta los detalles, que deje hacer, que ame y ceda? Amo el basket por encima de todas las cosas y siempre lo amaré, por encima de las personas, que me hacen daño cuando menos me lo espero. Sé que el sentimiento por el deporte del aro no cambiará, es más, irá a más. Cuanta mayor sea la incomprensión de mi alrededor, más me cerraré en banda hasta cumplir mi sueño de perderme por las canchas del Oeste de Estados Unidos y fundirme con los jugones del 'play ground'. Cuando me llegue la hora, me gustaría que fuera en la cancha del San Pablo, templo de sensaciones y testigo de mi record, único en Huelva (seis triples consecutivos en partido) al lado de Lolo Olivares, el único que ha sabido entender esta pasión que me alimenta y me da vida.


Yo fui de los que lloró cuando Fernando Martín nos dejó; cuando Christian Welp nos eliminó del Eurobasket de Alemania '93 con un churro de canasta en el último segundo; cuando el genio de Sibenik se fue a tirar sus 500 tiros diarios a las puertas del cielo; cuando doblegamos a la Lituania de Sabonis en cuartos del Europeo de Francia, cuando nadie daba un duro por nosotros. Yo soy de los que me quedo mirando las canastas de mi ciudad como si fueran tías macizorras, sobre todo si tienen red. Así soy y así seré. Creo que uno debe entregarse a lo que le hace feliz sin cortapisas y a mí el básket (sí, José Carlos, sí, el básket) me insufla ilusión en un mundo de putas, hipócritas, señoritos, hediondos, explotadores y mujeres manipuladoras.


Ese espíritu de superación que me transmiten los héroes de mi infancia han hecho de mí un ser peculiar, sí, lo reconozco, pero que encierra mucha verdad. Hace falta gente de verdad, camaradería y tiros sobre la bocina. Hace falta pasión y, si yo tengo mucha, tengo que canalizarla. Puedo ser excéntrico, pero nunca pusilánime ni ladino ni manipulador ni vejatorio. Trato de que las personas disfruten con un espectáculo objetivamente atractivo y conseguir la simbiosis con el entorno.


Cierro los ojos y me gustaría estar en otro sitio, muy lejos de aquí, aunque trato de sacar lo mejor del momento. El carácter se forja con la educación, los genes y las vivencias personales. Creo que en estos tres vértices ha habido aros, balones y superación personal. ¿Cómo si no mi querido hermano y yo hubiéramos ganado a los dos mejores jugadores de la Plaza de los Dolores?


Sólo te pido, a tí, ser incrédulo que estás leyendo estas líneas escritas desde la taquicardia, que seas capaz de creer, de sobrepasar los límites de las convenciones sociales, de la vitrocerámica, el vengé y los muebles del IKEA, esa nueva forma de secta que nos invade. Trasciende, sé auténtico, a lo mejor no con el baloncesto, sino con el 'skate board' o plantándole cara a ese jefe frustrado que teje explotaciones a golpe de nóminas trucadas o poniendo en su sitio a esa novia que quiere hacer de tí un puto ser civilizado.


La civilización es un conjunto de rasgos definitorios de una cultura y una sociedad. En otro tiempo, eran el cobre, la capacidad de cazar y hacer fuego o el descubrimiento de los metales. Ahora son la hipoteca, los uniformes de Zara, el purgante de internet y los desfiles, ya sean carnavaleros, políticos o culturales. ¡Abramos la mente! Reivindico el discurso de Stallone, el sueño de que el pobre púgil de barrio pueda acceder al Olimpo de los boxeadores; el sueño de que unos chavales que se llaman Juan Carlos, José Manuel, Felipe, Bernardo, Rodolfo, Marcos, Alejandro, Pablo, Jorge, Carlos y Sergio puedan ser los mejores del mundo, desafiando con creces el orden establecido.


Bueno, no sé si esto habrá servido para algo, pero por lo menos yo he sufrido mi catársis particular y ya puedo irme a la cama tranquilito. Buenas noches.


Ah! Por cierto, el de la foto es el jugador del Estudiantes Iker Iturbe, en la T4 de Madrid.

2 comentarios:

Manolo dijo...

Que decir ante tanta pasión, amigo mío....

Solo espero que Montaner, el Bobby y Coleco Buie te tengan presente en sus oraciones.

Yo mientras seguiré avisándote para paxanguear en la balsa de fosfoyesos.

Unknown dijo...

I BELIEVE

(pero no des tanta caña, controla)