lunes, 21 de mayo de 2007

Una napia de muchos quilates


Dicen que la gente que tenemos la nariz grande podemos alardear también de miembro. Y algunos, como Manu Ginóbili, jugador de San Antonio Spurs, también puede presumir de ser uno de los mejores baloncestistas del planeta, una categoría que hace todavía más meritoria la victoria de España frente a Argentina en las semifinales del Mundial de Japón.


'ManuDona' es un crack, un malabarista del balón que es capaz de anotar 33 puntos saliendo del banquillo. En 20 años, estos ojos nunca han visto a ningún sexto hombre de ese talento, de esa perseverancia por la bola. Penetra con una rapidez inigualable, una explosividad brutal, y lanza a canasta con una zurda de oro (olímpico). Después de dos anillos de la NBA, Manu quiere ser protagonista absoluto del tercero pese a los marcajes, a veces leoninos, que le endosan.


Dos argentinos, un francés, un islavirginiano, un holandés, Leñador Bowen y poco más han conseguido formar un grupo sólido y sin fisuras que, con cuatro sistemas, rompen las obcecadas defensas de la NBA. Si Duncan está sobremarcado, no problemo: tenemos a la artillería formada por Finley, Ginóbili, Bowen, Horry, Barry y Parker. Saben correr, saben jugar en estático, saben penetrar y doblar... Y un entrenador-sargento que no les deja nunca dormirse en los laureles.


Al final, la guarrería de Horry y las malas artes de Leñador causaron el efecto deseado: descentrar el cerebro de Steve Nash. Los Spurs de Popovic recuerdan a la Yugoeslavia de Petrovic o a la Grecia de Yannackis y Gallis, una suerte de mezcolanza entre la calidad técnica, la superioridad mental, el mayor rendimiento bajo presión y el estiramiento de las reglas más allá de lo permitido. Eso sí, con un baloncestista total del siglo XXI llamado Emmanuel Ginóbili que es fiel reflejo de la hegemonía actual del baloncesto FIBA sobre el de la NBA. En otra vida quiero ser el protagonista de Rocky VII, conocer a Elvis, componer una canción como 'Love of my life' o 'Bohemian Rapsody' y penetrar a canasta como el gran Manu. Seguro que Lolo no me pondría tapones tan fácilmente...

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